miércoles, 27 de febrero de 2008

CARTA PARA ENCINAS

27 de febrero de 2008


Lic. Alejandro Encinas Rodríguez
Candidato a la Presidencia Nacional del PRD


P r e s e n t e


Estimado Alejandro:


Te escribo porque, más allá de la coyuntura, siempre nos hemos entendido con razones y hablado con franqueza. Por ello, reiterando mis respetos y el reconocimiento que te guardo, permíteme expresarte, de manera directa y sin más preámbulos, una serie de preocupaciones sobre tu posición política actual. Como sabes, las agresiones perpetradas contra los coordinadores de nuestros grupos parlamentarios, Javier González Garza y Carlos Navarrete, son de la mayor gravedad y merecen ser enfrentadas sin ninguna ambigüedad por todos los actores del PRD, sin excepción, para evitar que la violencia tome carta de ciudadanía en la vida del partido. Reconozco y valoro que hayas condenado los hechos; pero ese gesto es, por tratarse de ti, absolutamente insuficiente.

No se puede pasar por alto que los agresores, según todas las crónicas, se refirieron explícita y ostentosamente a la contienda interna, a tal grado que coreaban consignas a tu favor mientras denostaban a otra de las opciones. Pero, más grave aún, lo acontecido es un síntoma, una manifestación más, del ambiente crispado y enrarecido por una campaña de odio claramente inducida por grupos y personas que te apoyan. Y en eso, aunque sea por ser permisivo y dejar hacer, tienes una responsabilidad ineludible.

En lugar de desautorizar a los que en tu nombre descalifican a los adversarios internos como “traidores”, “colaboracionistas”, “azules”, “que se dejan tocar la pierna”, has guardado un silencio cómplice, cuando no colaborado con adjetivos de tu propia cosecha que dan una idea igual o similar: “modosita”, “legitimadora”, “dócil”. Por cierto, palabras que, para los que te conocemos desde hace tiempo, nos parecen forzadas, totalmente ajenas a ti, impostadas. El Alejandro Encinas incluyente, promotor del diálogo respetuoso y los acuerdos posibles, ahora se ve eclipsado por otro que es candidato, y por tanto representante, de un bloque rabioso, intolerante, persecutor de herejes, profundamente atrasado y que tiende a la violencia. De poco sirve que tu discurso sea unitario si no pones orden en quienes te apoyan.

El punto es el siguiente: ¿Cuál es la responsabilidad del candidato respecto a lo que hacen sus seguidores? No pierdo de vista que, cuando uno está en campaña, se busca sumar y nadie puede tener garantía de la buena conducta de todos los que lo apoyan. Sin embargo, al presentarse hechos injustificables por parte de ellos, el candidato tiene la obligación de deslindarse; y eso es precisamente lo que tú no quisiste hacer por los hechos del domingo pasado, alegando que eso sería aceptar alguna responsabilidad, a pesar de que, como es del dominio público, la agresión la perpetraron encinistas confesos.

Por cierto, tampoco te has deslindado frente otros actos de intolerancia protagonizados, no por seguidores desconocidos sino por connotados promotores de tu candidatura, y que fueron generando el escenario que hizo posible lo ocurrido. Personajes como Gerardo Fernández Noroña, Dolores Padierna o Alejandra Barrales han podido hacer notoria y pública campaña a tu favor infundiendo odio y acusando a los que no están contigo de estar con la derecha sin que te hayas permitido corregirlos. Tampoco te ha merecido ningún comentario las amenazas e insultos en contra de dirigentes y legisladores del partido en el famoso Sendero del Peje, a pesar de que ahí anuncian tu propaganda y tienen un link de tu página en Internet.

Si todo lo anterior no basta para convencerte, déjame darte una razón más. Hay quienes han tenido el descaro de justificar las agresiones y que te son muy cercanos. La corriente Izquierda Social, encabezada por Martí Batres, manifestó en su comunicado del día 25 de febrero que los hechos son producto de una “irritación natural” contra aquellos que “han declinado la firmeza en los objetivos en busca de una conciliación con la derecha”. La crónica del mitin de la Torre de PEMEX escrita por Jaime Avilés, obradorista militante y elocuente promotor de tu candidatura, es una abierta y desmesurada apología de las agresiones (La Jornada, 25 de febrero de 2008).

Tienes que aceptar, Alejandro, que los hechos del domingo no fueron aislados ni fortuitos. Apenas la semana pasada, gente perfectamente identificada con el jefe Delegacional de Xochimilco, Uriel González Monzón, el cual apoya tu candidatura, agredió físicamente a la diputada Nancy Cárdenas frente a los medios de comunicación. Esto tiene que ver, insisto, con el clima de intolerancia que provoca la guerra sucia desatada contra tu principal adversario en la contienda. ¿No has visto las caricaturas de tufo estalinista que IDN está repartiendo casa por casa, que insisten en la teoría del “traidor” y que sólo les falta la leyenda “Jesús Ortega es un peligro para el PRD”?

En política no hay linchamientos espontáneos. ¿Te acuerdas de San Miguel Canoa, donde se envenenó a la gente de odio contra un “enemigo” ficticio y terminó en tragedia? Dirás que es exagerada la comparación, pero te adelanto que si no queremos que se llegue a extremos irreparables debemos detener ahora, con toda energía y sin ambages, la violencia, lo que sólo es posible si acabamos con la lógica perversa de persecución a los disidentes que están promoviendo, perdón por la insistencia, grupos que te apoyan. La historia demuestra que el odio puede volverse una inmensa bola de nieve y la violencia una espiral incontenible si se les deja crecer, si se sigue permitiendo que se incube el huevo de la serpiente.

Pero tenemos un problema. El grupo más estructurado de los que te apoyan y que, por cierto, es el más vehemente en la intolerancia, está dirigido por alguien que fue expulsado del partido y, por lo mismo, es más difícil llamarlo a cuentas –resulta totalmente vano que niegues el respaldo de René Bejarano, pues es tan sabido como el de López Obrador. Me pregunto, tú que has hecho tanto hincapié en acabar con la simulación, ¿qué planteas hacer frente al conocido dirigente que opera desde el closet, más ahora que se sabe que él está operando personalmente la distribución de las cartas firmadas por el ex candidato presidencial? Estoy enterado que, de lo que sí te has deslindado, es de la repartición de esas misivas, lo cual contradice a lo expresado y consignado en grabación por el propio protagonista de los video escándalos. De cualquier manera es insostenible, aunque exprese un dilema difícil de responder: ¿Qué es peor, que las cartas ilegales las distribuya Bejarano o que esa labor se haga con los recursos que la gente dona al gobierno legítimo para defender el petróleo?

Ahora bien, no rehuyo el núcleo argumentativo en el que se basan y tratan de “justificar” los ataques y las insidias, la guerra sucia, contra uno de los candidatos: es falso que “la izquierda que ve bien la derecha” sea la que dialoga, apuesta a transformar el país dentro de las instituciones y en el marco de la legalidad. Para la derecha, no hay mejor izquierda que la que pierde elecciones y, por tanto, la que se auto aísla, la que es incapaz de generar confianza en los distintos grupos sociales y construir mayorías.

Por lo anterior, me preocupan algunos de los “acuerdos” a mano alzada que se tomaron en la asamblea del domingo pasado. Si bien estoy a favor de medidas firmes y enérgicas para defender el petróleo, me parece que bloquear aeropuertos y tomar carreteras, lejos de hacer que mantengamos la simpatía contra las ansias privatizadoras y logremos conseguir más adeptos, seguramente nos confrontarán con amplios grupos de la población y servirán para propagar la leyenda negra que, desde el salinismo, se dirigió contra el PRD, señalándolo como violento, desdeñoso de la legalidad y desestabilizador. Deberíamos aprender de lo ocurrido con el cierre de Reforma que no pudo lograr que se realizara una medida a todas luces justa y democrática como el recuento de los votos y, en cambio, sólo sirvió para reducir el impresionante apoyo popular que en julio del 2006 tenía Andrés Manuel López Obrador. Te invito a que reflexionemos colectivamente cuáles serían las medidas más eficaces para lograr nuestro objetivo de impedir la privatización, pues falta que el PRD, como resultado de su resolución del Congreso Nacional de no subsumirse a los acuerdos de la Convención Nacional Democrática, tomé sus decisiones. Los que te conocemos sabemos que eres buen negociador, por lo que estoy seguro de que si hay voluntad podemos construir un plan de acción de consenso.

No busco minimizar las diferencias. Al contrario, como sé que son importantes y de fondo, considero que es fundamental que la elección de marzo nos salga muy bien y se diriman de manera democrática. Te invito a que apoyemos con todo al Comité Técnico Electoral para que puedan tener una labor exitosa y le demostremos al país que, contra los agoreros del desastre, salimos unidos de una contienda real e intensa. Y es que coincido plenamente contigo cuando dices que “sería un gravísimo, un error histórico, apostar al debilitamiento o a la división del PRD. El PRD es el patrimonio más importante que ha construido la izquierda partidaria en este país”. Entonces, Alejandro, actuemos en consecuencia, paremos la campaña de odio y apostemos a la decisión libre de los militantes.

Te hago un último comentario. De la disyuntiva ficticia de los “leales” frente a los “traidores” devino otra que sí es real. Las infamias, las persecuciones, los ataques viscerales y desmedidos abrieron pasó a una verdadera definición trascendente entre dos opciones antagónicas, la cual tiene que ver con la cultura, con las formas de convivencia entre lo diverso, con la congruencia. El PRD definirá el 16 de marzo entre la Tolerancia y la Intolerancia. Lamentó de verdad el capricho trágico de la insondable Historia que quiso que, en esta ocasión, no obstante tus convicciones, no obstante tus buenas intenciones –de las cuales no dudo- y no obstante tu trayectoria democrática, objetivamente trabajaras para lo que has combatido durante toda tu vida. Encinas contra Encinas. La ventaja es que si gana Jesús Ortega, también ganas tú.

Te mando un gran abrazo, no sin antes enviarte mis consideraciones y manifestarte mi sincero aprecio.



¡Democracia ya, patria para todos!




Fernando Belaunzarán
Secretario de Formación Política del CEN del PRD

lunes, 25 de febrero de 2008

FIDEL CASTRO

25 de febrero de 2007


Fernando Belaunzarán

Hay personajes que no sólo hicieron historia sino que ellos, en sí mismos, son Historia. Uno de ellos es, sin duda, Fidel Castro, al que es difícil aproximarse con visión crítica y objetiva, pues pocos se salvan de caer en los excesos de la mitificación o la satanización cuando se le caracteriza a él y al régimen que encabezó durante casi cincuenta años. Para huir tanto de la apología como del estigma hay que perderle el miedo al lenguaje franco y decir las cosas sin pretender quedar bien con uno u otro bando y acostumbrarse a la idea de que, a final de cuentas, se quedará mal con ambos. Eso significa no escatimarle aciertos, pero tampoco errores, y evitar ser condescendiente o implacable. Describir antes que juzgar, no defender lo indefendible ni dejar que la pasión se apodere del criterio que necesita ser libre para encontrar el equilibrio, si no de la verdad, al menos de la verosimilitud, es la mejor manera de humanizar a una persona a la que no le hacen ningún favor volviéndola santo ni lo perjudican al endemonizarlo, y la cual merece ser comprendida y sopesada en sus méritos.

Cuando alguien quiere hablar bien del Comandante y del estado de las cosas en Cuba señala los logros en educación, empezando por la erradicación total del analfabetismo, los avances en materia de salud, seguridad social, combate a la pobreza y deporte, así como el indudable ejercicio de la soberanía nacional, la resistencia frente al injusto e infame bloqueo y una política exterior solidaria con los países menos desarrollados o que son víctimas del imperialismo trasnochado de la administración Bush. En cambio, cuando se busca descalificarlos se hace hincapié en la falta de libertades, en la represión a la disidencia, en el abuso a los derechos humanos y el acoso a las minorías, en el inmenso exilio, en el partido único, en que no hay más periódico que el oficial, en que no se puede salir legalmente del país y en la inexistencia de instituciones y procesos democráticos. Lo interesante es que nadie miente. Unos y otros tienen razón, lo cual debería llevar a atemperar los ánimos, no asumir posiciones irreductibles y abstenerse de pelear con la realidad. Sin embargo, suele, desde una posición preconcebida, ignorar, maquillar o de plano volver virtudes o vicios, según corresponda, lo bueno o lo malo del sistema cubano y de quien ha estado al frente de él durante medio siglo. El sentido común diría que se debe buscar en estabilidad, y sin injerencia extranjera no pedida, cambiar lo indeseable, es decir, transitar a la democracia, sin arriesgar los éxitos conseguidos ni su soberanía.

Digámoslo sin rubor: el nombre para llamar a quien está tanto tiempo en posesión de un poder omnímodo es el de dictador. El problema es que ese concepto es insuficiente para caracterizar a Fidel, pues no pasa de ser propaganda barata de sus detractores compararlo con Franco, Videla o Pinochet. Lo menos que deberíamos decir es que se trata de un dictador sui generis. Goza de aceptable respaldo popular, ha mantenido la estabilidad política del país –gracias, pero no sólo ni principalmente, a su muy eficaz policía- es factor de cohesión social y todavía abreva de la fuente de legitimidad revolucionaria, no obstante que la mayoría de los habitantes de la isla no habían nacido cuando los barbudos tomaron el poder el 1 de enero de 1959. Castro mantuvo durante todos estos años una relación paternalista con su pueblo, al que protegía y oprimía al mismo tiempo. Es una mezcla de hombre fuerte del politburó y caudillo latinoamericano que puede ser tan comprensivo y generoso como implacable e injusto.

Fidel Castro tiene un perfil heroico y una estura histórica innegable. Triunfador de una guerrilla que hizo volar el romanticismo revolucionario a lo largo del mundo e iluminó muchas luchas antisistémicas, armadas y pacíficas; compañero de armas del Che Guevara -aunque evidentemente no comparte la ascendencia moral de éste-; hombre clave de la Guerra Fría que estuvo en el centro del conflicto conocido como “la crisis de los misiles” que estuvo a punto de detonar la tercera guerra mundial; blanco de varios intentos de asesinato por parte de la CIA; hombre que se mantuvo en el poder durante casi cincuenta años a 60 millas de su poderoso enemigo que no ha dejado de acosarlo durante todas esas décadas.

Muchos pensaron que tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del campo socialista sería cuestión de tiempo el fin del régimen castrista en la isla y ya pasaron casi veinte años de esa fecha y ahí sigue Cuba desafiando a su vecino y país más poderoso de la tierra. Lo cierto es que ya nadie podrá decir que los soviéticos eran el sostén del régimen. En mi opinión, por paradójico que parezca, los Estados Unidos colaboraron de mejor manera al darle a la revolución cubana un elemento inmejorable de cohesión social al poner a la orden del día la defensa de la independencia frente a la agresión imperialista. Eso ha ayudado, pero no es lo único, que ha mantenido cierta legitimidad política del régimen. El paternalismo de Fidel, pero también los aciertos sociales de la revolución han hecho su parte. Decir esto, por supuesto, no busca justificar los excesos y arbitrariedades contra disidentes políticos, intelectuales y minorías, aunque ayuda a ser equilibrados en los juicios.

Fidel Castro entregó el cetro por decisión propia. No fue la muerte, ni una insurrección popular o un golpe de Estado, ni siquiera la temida invasión norteamericana, la que lo apartó del poder. Castro se retira en lucidez. Una salida digna que no convence a quienes durante tantos años habían esperado este momento, pero que se lo imaginaban de otra manera. Cede el poder a su hermano, unos pocos años menor que él. Contrasta el hecho de que 1959 un grupo de jóvenes tomaba el control del Estado cubano por medio de las armas con esta transmisión del poder dirigida, nepotista y gerontocrática, lo cual no necesariamente es negativa si hay la intención de llevar a acabo una transición con riesgos calculados y controlados. Para los que pensamos que el socialismo sólo es posible en libertad y democracia, esperamos que ésta sea una oportunidad para avanzar hacia esos dos grandes pendientes de la revolución cubana. Sobre el comandante retirado sólo me resta decir que la historia no lo absolvió, pero tampoco lo condenó, porque la historia que vale la pena, y él tiene su lugar en la historia universal, no sirve para eso.

De paso…

Lumpenismo. Carlos Marx y Federico Engels acuñaron la categoría de lumpenproletarido para referirse a sectores pauperizados “improductivos y regresivos” que podían servir a la burguesía o a la aristocracia como grupos de choque antirrevolucionarios a cambio de recursos económicos modestos (clientelismo, diríamos ahora). Pues sectores lúmpenes identificados con René Bejarano y Gerardo Fernández Noroña agredieron a los dos coordinadores parlamentarios del PRD, Javier González Garza y Carlos Navarrete. Estos actos de porrismo deben ser condenados de manera categórica y contundente por todos, especialmente por Andrés Manuel López Obrador, pues es el dirigente del movimiento, y por Alejandro Encinas que es el candidato de los rijosos (me imagino que Alejandro nunca pensó que algún día sería apoyado por el atraso). Eso sí, si pensamos defender la propiedad nacional del petróleo con estos lúmpenes, estamos jodidos…Cuauhtémoc Cárdenas partió plaza en San Lázaro y dio una cátedra magistral sobre la situación de PEMEX y la necesidad de defender la riqueza energética del país. Hizo propuestas viables, nacionalistas e indispensables. Seguramente Andrés Manuel López Obrador, que coincide con el ingeniero en los propósitos, utilizará a favor del movimiento los conocimientos y la visión que el estadista compartió con los legisladores…

jueves, 21 de febrero de 2008

CARTA PARA AMLO

19 de febrero de 2008


Lic. Andrés Manuel López Obrador
Presidente Legítimo de los Estados Unidos Mexicanos

P r e s e n t e


Estimado Andrés Manuel:


Decidí escribirte porque no te entiendo. Ahora que es tan importante sumar a todos los que consideramos al petróleo y otros energéticos como vitales para el desarrollo del país y existe la necesidad de hacer un gran frente para defender la propiedad de la nación sobre estos recursos, te involucras en la contienda por la dirección del PRD y, peor aún, lo haces trasgrediendo la norma interna. Estarás de acuerdo conmigo en que nada ayudaría más a las ansias privatizadoras que se ciernen sobre PEMEX que la división en el seno del movimiento democrático. Eso nos debilitaría y podría hacer que muchos se equivocaran de adversario. De ahí la importancia de que el proceso de elección en tú partido, en nuestro partido, sea intachable y que todos aceptemos el resultado de una contienda equitativa, transparente, legal y democrática.

Estoy convencido de que habría sido mejor para ti, para el partido y para el movimiento que te hubieras puesto por encima de la contienda y mantenido la distancia propia del dirigente indiscutible que, llegado el caso, puede hacer valer su autoridad y ascendencia sobre los contendientes para que el proceso no se salga de los causes permisibles -un árbitro aceptado por todos. Porque, a final de cuentas, fuiste el candidato de todos, todos te defendimos durante el desafuero y con todos contaste para acompañarte en los días difíciles que siguieron al 2 de julio para exigir el recuento de los votos y luego, aunque algunos pensamos que no era la mejor decisión, también todos te apoyamos como Presidente Legítimo. Pero en lugar de ser factor de unidad en un momento tan delicado, preferiste involucrarte en la contienda para buscar el control del partido. Respeto tu decisión y no escamoteo en lo más mínimo el derecho constitucional que tienes de expresar tu opinión. Sin embargo, la opción que tomaste debe respetar el marco legal que rige la contienda y expresarse de manera consecuente con los principios y valores que enarbolamos.

A ti que te gusta la historia, tendrás muy presente que, cuando el PRD se fundó, combatíamos al “régimen de Partido de Estado” que, entre otras cosas, se caracterizaba en que el Presidente elegía a su sucesor y controlaba al “partido oficial” y a sus bancadas. De ahí que nuestro Programa sea tan enfático en el acotamiento del poder presidencial como elemento indispensable de la democratización del país. Es cierto que desde el PAN se hacían también esas críticas al viejo régimen, pero está visto que ya en el poder no han hecho otra cosa que reproducir esas prácticas. La intervención descarada de Vicente Fox en la elección presidencial y la imposición de Germán Martínez al frente de ese partido son muestra de ello. Así son, inconsecuentes. Pero lo que para nosotros debe ser inadmisible es que en el seno de nuestro partido se haga lo mismo, sobre todo después de la experiencia reciente. Disculpa el atrevimiento, pero considero que el Gobierno Legítimo no se constituyó para intervenir en una elección interna del PRD.

Es un contrasentido inexplicable que el Presidente Legítimo se permita hacer lo que hizo en contra suya Vicente Fox, al que con razón llamas “traidor a la democracia”. Recuerda que la intervención de éste personaje no se limitó a expresar una opinión favorable de su candidato sino que hizo abierta propaganda a favor de Calderón y en contra tuya, violando la ley y faltando a su deber como gobernante. Esa actitud demeritó la investidura presidencial, enrareció el proceso electoral y atentó contra la equidad de la contienda. Por eso lo mandaste callar -es verdad que con una frase por demás desafortunada, pero con la legítima intención de que dejara de intrometerse indebidamente y respetara la norma electoral.

¿Por qué esa actitud de hacer abierto proselitismo que fue censurable con el Presidente Fox, no debe serlo con el Presidente Legítimo? ¿Es correcto que el Presidente Legítimo y dirigente de un amplio movimiento social apoye abierta y activamente a una facción perredista? ¿No responde esa actitud a la lógica del viejo régimen de querer controlar al partido desde fuera? ¿Si alguien debe estar comprometido con el respeto a la legalidad no es precisamente el Presidente Legítimo, al que despojaron de su triunfo con trampas e ilegalidades? De cualquier forma, las consecuencias están a la vista: mayor polarización, un vacío difícil de llenar para cualquiera que quiera mediar entre los candidatos y la equidad está hoy puesta en tela de juicio. Y lo peor de todo es que se complica la de por sí difícil tarea de los órganos electorales y jurisdiccionales, puesto que no es fácil llamar al orden al principal activo y líder del partido y, por otra parte, ya vimos con el IFE lo que sucede cuando la autoridad se hace ojo de hormiga.

Al margen de consideraciones políticas sobre la decisión que legítimamente tomaste de expresar tu apoyo a un candidato, la carta que firmaste, y que se está distribuyendo en los domicilios de los militantes en todo el país, viola claramente el artículo 45, numeral 6, inciso d) que dice: “Igualmente queda prohibida la distribución, afiliación (sic) o empleo de cualquier tipo de propaganda distinta de la producida y proporcionada en condiciones de igualdad a todos los por la autoridad electoral partidista”. Y del acuerdo tomado por el Comité Técnico Electoral el pasado 14 de febrero que en el numeral quinto: “Queda totalmente prohibida la contratación de todo tipo de propaganda impresa distinta a la que imprima y distribuya la Comisión Técnica Electoral con los recursos puestos a su disposición”. La argumentación, como tú dirías, huizachera, de que esa norma no vale para los simpatizantes es insostenible, pues, además de querer justificar burdos fraudes a la ley, olvida que una de las razones que originaron ese artículo del Estatuto fue evitar la propaganda de terceros, la cual, por cierto, sufrimos en el 2006 con los spots del Consejo Coordinador Empresarial que, para perplejidad de la sociedad mexicana, quedaron vergonzosamente impunes.

Por si eso fuera poco, la simple impresión de seis millones de cartas y su distribución rebasa los topes de gastos de campaña que es a razón de 20 centavos por afiliado. Para que no se malentienda, quiero dejar inequívocamente establecido que no veo dolo ni mala fe en tu actuación y adjudico los hechos a tu desconocimiento de esa parte del Estatuto, y además considero inconveniente sancionar a cualquiera de las fórmulas. Pero ahora que sabes de la ilegalidad, estoy seguro de que actuarás en consecuencia. Como bien le escribiste a Vicente Fox el 22 de mayo de 2006: “La defensa de la ley es una asamblea permanente”.

Estoy convencido, Andrés Manuel, que todavía puedes jugar un papel fundamental por la unidad partidaria y la estabilidad del proceso. Nadie, dentro del PRD, puede desconocer tu liderazgo ni el avance que significó para la izquierda tu candidatura. Por eso, la aportación que hagas en ese sentido sería invaluable. Y es que, por desgracia, también se está reproduciendo la guerra sucia en la contienda interna. Como de seguro estás enterado, hay quienes con perversidad quieren presentar la elección como una confrontación entre “leales” contra “traidores”. Imagínate hasta donde ha llegado la inquina, que la infamia de la traición se ha extendido a personas que han estado cerca de ti en momentos claves de tu trayectoria política. Tú puedes ayudar mucho, si quieres, a que sean las ideas, y no la vileza, las que prevalezcan.

Es de sobra conocido que al interior del partido existen diferentes puntos de vista respecto a la estrategia que debe seguir el PRD, y eso es, como tú lo has apuntado, normal y legítimo. Pero falta tolerancia y respeto por el otro. De manera indebida suelen usar tu nombre para perseguir y denostar a los que discrepan. Y eso afecta no sólo al movimiento que al “depurarse” mediante persecuciones y cacerías de brujas se aísla y proyecta una imagen autoritaria sino también a ti mismo, pues sirve a nuestros adversarios para caricaturizar tu liderazgo y presentarlo como si éste fuera intolerante. Te invito a que acabemos con las campañas de odio entre compañeros y mostremos que es posible coexistir con respeto y unidad a pesar de las diferencias.

Así mismo, coadyuvemos con las labores del Comité Técnico Electoral y de la Comisión de Garantías. Ambas instancias están conformadas por personas honorables, integras y profesionales, pero dada la conocida debilidad institucional del partido requieren de todo el apoyo posible para que puedan cumplir con éxito la difícil tarea que se les encomendó. Démosles confianza y respaldo, y no generemos espacios de impunidad para quienes transgredan las normas. Te propongo que hagamos causa común con todas las fuerzas para que la elección sea limpia y vigilada, y se acepten los resultados, sean cual sean. Estoy cierto de que cualquiera que gane tendrá una relación cordial y cercana con la Convención Nacional Democrática y con el Gobierno Legítimo, y que no le reconocerá legitimidad alguna a quien se impuso mediante el fraude. Perdón si me excedo, pero no creo que ayude, a ti o al partido, que lo encabece alguien que a todo te diga que sí.

Como ves, Andrés Manuel, sólo te pido congruencia. Me despido, no sin antes expresarte mi aprecio y admiración por tu trayectoria. No tengo dudas de que la mejor forma de expresar respeto es hablando con franqueza. No soy de los que prendo incienso, adivino gestos para complacer deseos ni recito alabanzas. Pero créeme que para defender el petróleo de la nación y mantener unido al PRD puedes contar conmigo. Recibe un abrazo y mis consideraciones.




¡Democracia ya, Patria para todos!



Fernando Belaunzarán

lunes, 18 de febrero de 2008

¡AL DIABLO CON LA LEGALIDAD!

Fernando Belaunzarán


Un síntoma inequívoco de la desesperación es el desprecio por las formas y el olvido de la autocontención. Sin embargo, aunque en política no pueden faltar los desesperados, éstos no deben perder el sentido de los límites porque de lo contrario se corre el riesgo de llegar a extremos irreversibles. La elección de 2006 es paradigma de lo que puede suceder cuando se está dispuesto a cualquier cosa para cambiar las tendencias en el electorado. De esa desesperación incontinente surgió la guerra sucia y la violación consciente de la ley por parte de Vicente Fox y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Por eso resulta patético y paradójico que en la contienda interna por la renovación de la dirección en el PRD se manifiesten los mismos perversos métodos que la izquierda sufrió durante la campaña presidencial. Pero lo que parece realmente inconcebible es que sea al que le sacaron el triunfo a la mala, Andrés Manuel López Obrador, quien caiga en este tipo de prácticas. Si en diciembre pasado no encontró en su carácter de Presidente Legítimo obstáculo alguno para acudir a un acto de campaña de Alejandro Encinas, ahora no le preocupa que el Estatuto le prohíba hacer propaganda por su cuenta para favorecer a su candidato y envió cartas domiciliarias a los más de seis millones de afiliados del partido del sol azteca para hacer abierto proselitismo. Como vemos, en esto de apoderarse del partido nada lo detiene: ni las formas, ni la ética, ni la ley. Y, por lo visto, tampoco la necesaria y patriótica defensa del petróleo.

Por donde se le vea, resulta indefendible la circulación de las cartas del Presidente Legítimo. A diferencia de las restricciones para la impresión y distribución de propaganda que el Estatuto consigna para los candidatos y que resultan a todas luces exageradas –mismas que sólo se pueden entender a la luz de la reacción que provocaron los videoescándalos al interior del partido- la prohibición a terceros para realizarla se explica muy bien y se afianza con la experiencia: vulneran la equidad de la contienda, tal como quedó de manifiesto con los anuncios del CCE en el 2006. Este punto básico se encuentra establecido en el COFIPE desde hace años y ahora es norma constitucional. El problema es que el IFE, primero, y luego el TRIFE, fueron incapaces para imponerse y hacer valer la ley en aquella multicitada elección presidencial. Además, es evidente que el coste de las cartas debe contar en los gastos de campaña del candidato apoyado y demostrar de donde vienen los recursos –como sucede con cualquier aportación en especie en elecciones constitucionales-, lo que significaría, en este caso, que se rebasa el tope, pues éste es de 20 centavos por cada afiliado y la sola impresión de la carta por cada uno más su distribución ya lo sobrepasa. Por supuesto que esto no les quita el sueño a los encinistas, pues anhelan convertirse en víctimas y decir que se les quiere ganar en la mesa. Finalmente, saben de la debilidad institucional del partido y que pueden beneficiarse de la norma no escrita, pero muy conocida, de que “Acuerdo Político mata Estatuto”, aunque públicamente renieguen de ella.

Más allá de la anécdota, de la emulación que hace el principal dirigente de la izquierda de Vicente Fox al intervenir abierta e ilegalmente en el proceso y de Felipe Calderón al pretender imponer dirigente nacional en su partido -que demuestra que AMLO decidió mandar a los principios y a la congruencia de vacaciones en la contienda interna- lo preocupante son los costos políticos. Ya sabemos que esa manera de actuar polariza la elección y ahonda las divisiones. Entonces, ¿cómo es que siendo la máxima prioridad la defensa del petróleo y, por lo mismo, la necesidad de cuidar la unidad para dar el mayor y más fuerte de los frentes a las ambiciones privatizadoras, se trabaja para acrecentar la confrontación en el seno del PRD? ¿Quiere defender los energéticos de la nación o esa es sólo una bandera para fortalecer su imagen en momentos preelectorales? La carta deja muchas dudas. Y es que nada enturbia más un proceso y enrarece más el ambiente que la impune violación de la norma para beneficio del candidato oficial.

Por otra parte, con esto se desgasta una figura que debiera cuidarse. A todas luces, lo correcto era que AMLO se pusiera por encima de la contienda y, con ello, mantuviera la ascendencia política y moral sobre el conjunto del partido. Por desgracia, el deseo de control valió más que cualquier otra consideración. Esta situación lastima, pues finalmente fue el candidato de todos y todos lo apoyamos antes, durante y después de la elección. Por desgracia, parece tarde para convencerlo de que lo mejor era que los militantes decidieran libremente en un proceso limpio, transparente y respetuoso de la norma. Es obvio que cualquiera que resulte ganador buscaría tener una relación cercana con su principal dirigente y es de lamentarse que no alcance a visualizar que nadie se beneficia, ni él mismo, si impone en la dirección a un obediente que a todo le diga que sí, que es mejor tener a un Presidente fuerte, capaz de pararse en sus propios pies. Sólo espero que tenga presente que la responsabilidad de romper la liga es de quien la estira y no del que no la suelta. Que no vaya a culpar a otros de una eventual división.

Parece un mal chiste que, ante la aparición de las cartas, Alejandro Encinas se congratule con ellas –bueno, Felipe Calderón hizo exactamente lo mismo respecto al apoyo de Fox- y fustigue a sus adversarios diciendo que si están molestos es porque quieren ganar “a la vieja usanza”. La verdad es que no hay usanza más antigua, no sólo en el partido sino en el país, que la que pretende ungirlo presidente. Él se atiene y se abraza a una sola voluntad, al dedo divino del líder máximo. En sus dieciocho años de existencia, invariablemente el presidente del partido ha sido al menos palomeado por el caudillo en turno. Ese es un resabio priísta que el PRD tiene, como nunca, la posibilidad de romper el 16 de marzo. Pero flota en el ambiente dudas más que razonables: ¿AMLO aceptará la derrota de su candidato, así sea ésta inobjetable? ¿Pondrá por delante la defensa del petróleo o instigará un conflicto postelectoral para imponer a un tercero al frente del PRD? ¿Priorizará al proyecto o preferirá la vendetta? Por el bien de la izquierda, que aparezca el estadista.


De paso…

Cancún. Después de un burdo intento del PRI por robarse la elección en el municipio paradisiaco de Benito Juárez, mejor conocido como Cancún, se le entregó la constancia de mayoría a Gregorio Sánchez, candidato del PRD. El próximo presidente municipal tuvo como coordinador de campaña a Jesús Zambrano y sostiene que su gobierno será socialdemócrata… Como no hay nada que le duela más a la derecha que ganarle elecciones, el triunfo en el Caribe y la toma de protesta de Leonel Godoy como gobernador ponen de manifiesto la gran disyuntiva perredista de cara a la renovación de la dirigencia: Ganar como en Michoacán o Perder como en Tabasco… El bombazo en el DF poner en evidencia, una vez más, las enormes fallas que tiene la Seguridad Nacional en el país…Aguas con el pánico…

lunes, 11 de febrero de 2008

LA RENOVACIÓN DEL IFE

Si partimos del embrollo en que los propios diputados se metieron por una convocatoria ingenua y un procesamiento suelto y anárquico que los llevó incluso a faltar la norma constitucional que hacía tan poco habían aprobado, entonces el resultado es muy bueno. Se encontró una salida consensuada que mejora sustancialmente al IFE empequeñecido y faccioso que contribuyó con su negligencia y parcialidad a llevar al país a una crisis política que estuvo cerca de salirse de madre. Con las sustituciones realizadas no se está construyendo al Consejo General ideal, pero sí uno más creíble y con expectativas de recuperar la confianza perdida.

Es verdad que no sólo hay saldos favorables, que prevalecieron vetos injustificados, evidenciando la mezquindad de la revancha contra personas que han construido su autoridad moral a través del ejercicio independiente de la función pública y su disposición para aplicar la ley, incluso frente a intereses poderosos. Pero también lo es que la política es el arte de lo posible y, dadas las circunstancias, el acuerdo al que llegaron los ocho partidos políticos con representación fue el mejor posible y se evitó que el PRD fuera excluido como ocurrió en 2003.

Sin vetos, seguramente hubieran sido nombrados Genaro Góngora, Mauricio Merino y Jorge Alcocer. Puro peso completo. Pero dominados por la necesidad de hacer un proceso abierto que cubriera flancos ante la crítica despiadada de los medios de comunicación que, ante la reforma que prohíbe la contratación privada de propaganda electoral, tomaron por bandera la defensa del IFE gordillista, llegando al exceso de hacer de Luis Carlos Ugalde un prócer de la democracia y la autonomía del instituto, los diputados idearon un procedimiento que se les salió de control y que tuvo como consecuencias indeseables, entre otras, una carnicería de reputaciones que no merecían muchos de los que de buena fe creyeron en la convocatoria y tenían los merecimientos suficientes para, por lo menos, ser tratados con decoro.

Lástima que Felipe Calderón no entendió que lo mejor que podría ocurrirle al régimen que preside es que encabezara Góngora a la autoridad electoral, que eso hubiera cerrado el pasó a la cuestionamiento y la sospecha, y se hubiera avanzado de manera notable en la necesaria reconciliación nacional. Pero el presidente de facto está lejos de ser un estadista y acabó haciendo causa común con el Gober Precioso y Ulises Ruiz, quienes se han visto afectados por las valientes posiciones públicas del Ministro. La acusación de cercanía de éste con López Obrador era virtud y no defecto como lo vieron algunos políticos de corta mirada. Mauricio Merino sufrió el veto del PRI por el Pemexgate, es decir, se le cerró el paso por hacer lo que queremos y esperamos que hagan los Consejeros Electorales. Y la cabeza de Jorge Alcocer fue ofrendada en el altar de los medios por ser uno de los creadores de la nueva legislación electoral.

El caso es que por querer simular lo que era inevitable, que finalmente tendría que llegar la decisión a los más altos niveles partidarios y a la opinión del Poder Ejecutivo –dado el veto de facto que tiene el PAN por su fuerza numérica- se adentraron a un callejón que parecía no tener otra salida que el despropósito de repetir la historia fallida de hacer a un lado a la más nítida oposición y cuyos agravios sufridos dieron razón de ser a la reforma electoral y a los cambios en el IFE. O sea que estuvo a punto de malograrse todo y pagarse un precio alto sin ningún sentido y para nada.

Por todo lo anterior crece la decisión de los diputados al deshacer el entuerto, pues Leonardo Valdés en su trayectoria ha mostrado entereza, capacidad, rigor intelectual, apego a la ley e imparcialidad. Hizo bien el PRD en reclamar y conseguir proponer al presidente del IFE en una negociación complicada para que, como debe ser, las cosas se hagan bien y no para aspirar a controlar el órgano electoral; para darle el nivel que se perdió al imponer un Consejo General sin consenso, por cuotas de bajo perfil y con miembros propensos a la subordinación. Benito Nacif y Miguel Antonio Baños también generan expectativas positivas y no será difícil que hagan una mejor labor que los que se fueron y los que en breve se irán. Sin embargo, coincido con Marcelo Ebrard cuando dice que los nuevos consejeros tendrán que ganarse la confianza con hechos. Démosles pues, el beneficio de la duda y el apoyo para que su gestión sea exitosa. Ojalá se procesen mejor los tres consejeros que faltan por nombrarse este año para que, sin tanta complicación, se consolide un IFE cualitativamente superior al que sufrimos en el 2006.

Los cuestionamientos de AMLO a los nuevos consejeros era previsible. Por estrategia política él no hará nada que pueda interpretarse como aval a los esfuerzos institucionales por darle legitimidad a un régimen manchado por el fraude electoral a través de cambios y transformaciones. La apuesta es otra: que se descomponga, que se pudra, que se caiga –o mejor, que lo tiren. Eso ha llevado a pensadores como Héctor Aguilar Camín a pedir, de manera poco velada, que se detenga la dinámica reformista del Congreso de la Unión y que ya no haya más concesiones a la agenda democrática del PRD. Lo que pretende el prestigiado historiador es retornar al paraíso perdido del salinismo en el que todo lo decidían, sin ver ni oír a la oposición de izquierda, el PRI y el PAN (Milenio, 8 de febrero de 2008). Deseo que paradójicamente coincide, aunque por otros motivos, con el del principal líder de esa oposición de izquierda.


De paso…

Demócratas. La competencia por la candidatura del Partido Demócrata en Estados Unidos se ha vuelto apasionante y cardiaca. El guión es inmejorable entre el primer precandidato de color con posibilidades de ganar la Presidencia del país más poderoso del planeta y la primera precandidata mujer en esas mismas condiciones. El Senador por Illinois ha generado una inusitada esperanza por el cambio e involucrado a jóvenes e intelectuales, viniendo de atrás y con una retórica fresca y hasta poética. Por su parte, la Senadora de Nueva York ha mostrado un gran oficio y consistencia, de tal manera que no puede ser vista como ex esposa de un Presidente exitoso sino como una política con merecimientos propios y capacidad probada. Al margen de mi simpatía por Obama y el deseo que tengo de que el sueño se haga realidad y llegue a la Casa Blanca como corolario de una historia increíble y fantástica, y mi reconocimiento por Hillary Clinton, lo fundamental es que el que logre la candidatura le haga un favor al mundo y nos libre a todos, aunque sea por cuatro años (pero ojalá sea por muchos más) de los republicanos que asolan al planeta con su conservadurismo mesiánico e intervencionista…¿La familia que tanto obsesiona a Alejandra Barrales por su actitud patrimonialista del partido no será una que empieza con “Ba” y termina con “tres”?…