lunes, 27 de octubre de 2008

LEGALIZAR LA MARIHUANA

Fernando Belaunzarán


La iniciativa presentada por Víctor Hugo Círigo de legalizar la marihuana tuvo ya el enorme mérito de colocar en la agenda un debate indispensable. Es verdad que lo hace cobijado por un par de resolutivos tomados por las dos instancias más importantes de la dirección nacional del PRD -Congreso y Consejo-, pero aunque así no fuera el planteamiento retoma la mejor tradición libertaria, crítica y antidogmática de la izquierda que sabe que la transformación social conlleva cambios también en las mentalidades, en las creencias, en la cultura, y que, por lo mismo, no se somete a morales atávicas ni asume caducas “verdades” indemostrables; menos aún cuando tales se vuelven obstáculos para enfrentar con mayor eficacia al inmenso poder del narco que es la principal amenaza a la seguridad nacional y que nos tiene sumidos, a todos, en la zozobra.

Durante décadas se ha aplicado una estrategia punitiva total que no ha dejado de aumentar su intensidad y que, sin embargo, está lejos de cumplir sus objetivos, pues en lugar de reducir el consumo éste se ha incrementado -no sólo visto en esa amplia perspectiva sino incluso en el últimos años, tal y como se reconoce en los “Resultados Preeliminares de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008”. La prohibición no acaba con el producto, sólo lo encarece en beneficio de los traficantes. Pero la demanda y las ganancias no son lo único que ha aumentado. También la violencia que ahora se reviste con métodos atroces como la decapitación e incluso el terrorismo.

¿Por qué debemos aceptar la fatalidad de esta guerra sin fin con su incontenible espiral de violencia a la que nos tienen condenados y en la que los adversarios cuentan con recursos prácticamente ilimitados?. ¿Acaso no resulta evidente que de seguir escalándose el conflicto tendremos que renunciar más temprano que tarde a libertades y derechos y asumir que la muerte violenta, caprichosa, extendida, el asesinato atroz y deshumanizado del narco, se vuelva cotidiana y riesgo presente, inminente y permanente, lo que a su vez será lo que justifique todo tipo de autoritarismos y arbitrariedades? ¿Por qué pensar que algún día se va a ganar la guerra si esencialmente se está haciendo lo mismo que en los últimos cuarenta años? ¿No va siendo hora de innovar, de modificar lo que no ha funcionado, de aprender de experiencias internacionales y buscar golpear al enemigo reduciendo sus ingresos que es la fuente de su poder?

El motivo legitimador de la guerra contra las drogas es la convicción moral y sanitaria de evitar adicciones dañinas en la sociedad. Es verdad que se trata de una posición un tanto hipócrita en virtud de que tolera e incluso fomenta el consumo de algunas drogas que indudablemente lo son y que generan dependencia, por no decir que la industria farmacéutica obtiene de manera legal inmensos recursos por sus productos que estimulan o deprimen el sistema nervioso y que llegan a millones de consumidores con o sin receta. Sin embargo, reconozcamos que se trata de un propósito noble y valioso que es correcto plantearse.

Pero, ¿valen la pena los ríos de sangre que corren y la violencia que estamos sufriendo por ese fin?. El Estado hasta ahora ha respondido que sí y estoy cierto que, por el momento, la mayoría de la población está de acuerdo con ello. Entonces, el problema es doblemente complicado porque por una parte, como vimos, la persecución de la oferta no evita ni disminuye el consumo y por el otro se está lejos de que se reconozca la libertad de cada persona para que conscientemente decida qué hacer con su vida y su cuerpo, siempre y cuando no afecte a terceros.

Ante ello, la iniciativa de Víctor Hugo Círigo resulta más que pertinente pues, aunque sólo plantea la legalización de un producto, éste tiene ciertas características notables: la marihuana es la droga ilegal más utilizada, México es el principal productor del mundo, tiene pocas consecuencias negativas para quien la consume –menos que las del alcohol y el tabaco-, posee propiedades medicinales reconocidas, ya se ha legalizado en otros países y genera muchas ganancias para el narco.

Sólo en Estados Unidos la venta de marihuana por parte de cárteles mexicanos obtuvo ingresos por más de 8 mil millones de dólares de los 13 mil ochocientos millones de dólares que obtuvieron en 2007 por venta de drogas ilícitas, según lo reconoció John Walters, “zar antidrogas” de aquel país . Esa proporción debe ser incluso superior en el país, pues aquí es mucho más bajo el consumo de cocaína y drogas sintéticas que en nuestro vecino del norte. Regulando el mercado, especificando las dosis, promoviendo el cultivo del consumo personal, que es lo que está establecido en la iniciativa, se podrían reducir más del 60% de las ganancias del narco. Por supuesto, golpear al negocio significa también tener mayores controles en el sistema financiero para detectar el lavado de dinero y por eso debe verse como complementaria la iniciativa que en ese sentido acaban de ingresar los senadores René Arce y Minerva Hernández, ambos del PRD.

Como era de esperarse, surgieron muchas reacciones contrarias a la propuesta de legalizar la marihuana. Una absolutamente indemostrable: la legalización aumentaría el consumo. No ha sucedido eso en los países donde se ha legalizado ni en donde se ha despenalizado. Lo mismo decían del aborto y no sucedió. Otro argumento nos dice que es una droga trampolín para llegar a otras más fuertes. Se podría decir lo mismo del alcohol y el tabaco excepto por una cosa. La cannabis se consigue en el mismo mercado negro en el que se mueven drogas de las llamadas “duras” y en muchos casos el vendedor ofrece una y otras. Pues la manera más fácil de solucionarlo es sacarla de esa red ilegal. Finalmente se nos dice que no puede prosperar sin un acuerdo con los Estados Unidos, pero eso no obsta para que impulsemos una visión diferente para combatir el tráfico de drogas, pues la peor parte de esta guerra se lleva en nuestro territorio. Además, si lo que se busca es homologar, allá en doce estados se permite el cultivo, venta y compra de marihuana con fines terapéuticos y tan sólo en California hay 200 mil personas autorizadas para consumirla.

La conmovedora “defensa de la juventud” merece un comentario especial. En nombre de esa causa tan noble lo mismo se condenó a muerte a Sócrates que se realizó el trágico operativo del News Divine. En lugar de cultivar la fascinación de lo prohibido con prejuicios y medidas coactivas, el combate a las adicciones debe centrarse en la educación y en la promoción de valores, dotando de información científica y cultivando la autonomía de los jóvenes para que aprendan a ejercer con responsabilidad su libertad.

No podía faltar el fuego amigo. Se acusa de que es una iniciativa impopular e inconveniente electoralmente. Suena extraño que los que se dicen dispuestos a pagar costos por llevar a cabo métodos que contravienen la convicción democrática del PRD, fieles del fin justifica los medios, se asusten por los efectos en las buenas conciencias por defender posiciones coherentes con los principios del partido y necesarias para el país. A lo mejor la sorpresa de los que se dicen obradoristas al verse coincidiendo con el PAN los llevó a afirmar que la iniciativa es parte de un complot para privatizar el petróleo. Lo importante es que se discute ya sobre el tema y en eso ayuda hasta el paroxismo conspiranoico.


De paso...

Pretexto. Con doce palabras que no fueron adicionadas quiere justificar Andrés Manuel López Obrador sus acciones para impedir por la fuerza la aprobación de la reforma energética en las cámaras: “No se suscribirán contratos de exploración y producción que contemplen el otorgamiento de bloque en áreas exclusivas”. La verdad es que hubiera sido deseable que se añadiera la frase y evitar con ello suspicacias fundadas. Sin embargo, cabe la pena recordar que esa “rendija” no proviene de la propuesta de Calderón ni es producto de los acuerdos signados sino que ya existía, ya estaba ahí, así está actualmente y que, por lo tanto, si la protesta “patriótica” que se plantea evitar la votación en la Cámara de Diputados tuviera éxito las cosas se van a quedar como están, es decir, sin la prohibición expresa que se demanda y además sin los avances logrados, pues no hay mortal que diga, ni siquiera AMLO, que el país y PEMEX estarían mejor sin la reforma aprobada en el Senado... Si López Obrador no avaló la reforma energética es por la misma razón que no lo hizo con la electoral a pesar de que ésta retomó muchos de los planteamientos de la izquierda agraviada por el 2006. Él no va a reconocer nada que implique aceptar que las instituciones funcionan y resuelven problemas, pues su estrategia desde hace dos años es obstruirlas y desprestigiarlas para agudizar la descomposición política con la premisa de que no sirven y hay que reconstruirlas “desde abajo”. No va a cambiar ahora que el país tienen graves problemas encima y las peores consecuencias de la crisis financiera mundial están por venir. Eso explica lo que en primera instancia parece incomprensible: que AMLO y el Consejo Coordinador Empresarial sean los que más cuestionen las reformas electoral y energética… ¿Qué mayor muestra de debilidad asumida por Ricardo Monreal y Dante Delgado que su estrategia para impedir la votación en el Senado se basó en meter diputados bejaranistas para que tomarán la tribuna por ellos?... Conozco muchos compañeros del núcleo lopezobradorista que han dicho, en corto o en público, que era correcto votar a favor de la reforma energética y, no obstante que fueron derrotados en un ejercicio poco democrático en el que incluso se multiplicaron los votos, decidieron cerrar filas con el líder y acompañarlo en la movilización. Lástima que, para usar las palabras de AMLO, no tuvieron “la arrogancia de sentirse libres”. A ver si los diputados sí... Me dicen que es una exageración comparar el movimiento obradorista con el la ultra del CGH. No lo creo: comparten la visión vanguardista y mesiánica, van al todo o nada, estigmatizan la negociación, se rehúsan a aceptar lo ganado, practican la intolerancia, persiguen “traidores” dentro del movimiento, gustan de acciones cada vez más desesperadas, desprecian a la opinión pública, se vuelven indolentes ante los costos de sus acciones impopulares y desean más el conflicto que la solución... No le creo a la PGR en el caso Brad Will

jueves, 23 de octubre de 2008

SÍ A LA REFORMA

Se construyó una reforma de consenso en materia energética que fortalece a PEMEX, impulsa su desarrollo y modernización y garantiza que el petróleo y su renta queden en manos de la nación. Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador mediante una maniobra pueril y demagógica decidió tratar de reventarla exhibiendo que su interés siempre ha sido la búsqueda del conflicto y que la lucha por la defensa del patrimonio nacional sólo era un pretexto. Piensa que con el cultivo del martirologio asegura su camino a la inmortalidad de los próceres; pero se equivoca, no engañará a la historia. Ni la locura ni la incongruencia son heroicas.

El problema para él fue que el éxito de la reforma significaba darle la razón a la línea política que se le ha enfrentado en el PRD. El triunfo indiscutible de las demandas de la izquierda a través de la negociación parlamentaria en los hechos reivindica el camino institucional para transformar al país. También demostró que fue correcto que Guadalupe Acosta Naranjo promoviera los encuentros con sus pares del PRI y del PAN para tratar el asunto petrolero y que no se haya arredrado ante el fuego amigo que lo atacó furiosamente por negar el dogma promovido desde el púlpito del gobierno legítimo que reza que sólo se puede combatir al PRIAN y nunca acordar con él.

Por supuesto que sería mezquino que cualquier persona o fuerza en particular pretendiera adjudicarse para sí todo el éxito de la reforma. Pero eso no puede significar renunciar al análisis y preferir la incomprensión. Es necesario entender la trascendencia del evento, de sus consecuencias y, muy importante, de sus lecciones. No todos contribuyeron de la misma manera al resultado, no todos abonaron al acuerdo, no todos ganaron como querían e incluso, como es evidente, hubo hasta quien ganó sin quererlo y construye a la limón su propia derrota para cantar agravios y tener una causa a la cual asirse aunque ésta haya perdido toda credibilidad.

No está de más hacer un breve recuento. Cuando se presentaron las iniciativas de Felipe Calderón se dio la más amplia coincidencia dentro del PRD, no obstante el agudizado conflicto interno por el que entonces pasaba. Tirios y troyanos expresaron un único mensaje: son inaceptables por inconstitucionales y privatizadoras. Sin embargo, no hubo tal coincidencia respecto a cómo combatirlas. Mientras una parte lo vio como una oportunidad para construir una alternativa y derrotarlas en el ámbito político y legislativo, pues nadie podía negar que PEMEX tenía muchos problemas y deficiencias, la otra pensaba que no había más que la acción directa en calles y el parlamento en virtud de que veían como inevitable el acuerdo PRI-PAN para entregar a manos privadas y trasnacionales la riqueza nacional. La diferencia táctica llevó a momentos de gran tensión entre las mismas partes que se disputaron la presidencia del partido y con no pocas dificultades se lograron acuerdos de compromiso para salvar situaciones tan crispadas como la toma unilateral de tribunas. En eso jugó un papel clave el coordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, Carlos Navarrete.

El punto clave fue desafiar a los dedos flamígeros de la izquierda autoritaria que acusaba de traidores a todo aquel miembro del partido que hablara de la necesidad de negociar con los otros partidos una reforma no privatizadora de consenso o, al menos, de mayoría. En ello nadie debe escamotearle mérito a Pablo Gómez, a Arturo Núñez, a Juan Guerra y, sobretodo, a Graco Ramírez que se aventó al ruedo desde el principio defendiendo la táctica del acuerdo legislativo. Pero también nadie puede obviar que esa posición fue impulsada por el bloque Nueva Izquierda-ADN que postuló a Jesús Ortega para presidente del PRD.

Ahora bien, sería un despropósito y un absurdo decir que el acuerdo representaba una derrota de Andrés Manuel López Obrador aunque éste nunca haya pensado ni buscado ni querido la reforma consensuada y que desde el principio pensó en un combate épico por él encabezado. No entendió su victoria a pesar de que se colocó muy bien en el imaginario social como defensor del petróleo, se cumplieron muchas cosas importantes que él avaló, porque su activismo contribuyó a conseguir logros sin necesidad de proponérselo ya que es un factor de poder que nadie puede ignorar y porque finalmente encontraron a la izquierda unida en los objetivos explícitos. Además hay que reconocerle que cedió al aceptar y luego valorar en sus términos el debate en el Senado que en primera instancia lo considero “como una vacilada” y sólo una forma “de ganar tiempo”, que lo mismo sucedió con la presentación de la iniciativa que vio al principio con recelo y que también accedió a construirse una salida para no ser el loco que traga lumbre al ver que lo que consideraba imposible se hizo realidad y de pronto se vio sin municiones y, por lo tanto, sin banderas para llamar a la insurrección. Pero aunque el rey estaba en jaque tuvo la preciosa oportunidad de escaparse y cantar victoria; lástima que haya optado por la inmolación.

El papel del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas también debe reconocerse en su dimensión. Conocedor del tema y consistente en sus posiciones sirvió para marcar los términos del debate. Aunque algún personaje resentido proveniente del foxismo quiso escamotearle su labor en la iniciativa del PRD, en honor a la verdad el participó de manera sustancial en la elaboración de su columna vertebral aunque ya no participó con los intelectuales que enriquecieron lo que él ya había trabajado.

Hay que reconocer que el contexto ayudó. La difícil situación económica agravada por la crisis mundial de todavía impredecibles consecuencias, el crimen organizado desatado, el conflicto magisterial que si bien no goza de amplia simpatía pública tampoco la contraparte representada plásticamente por Elba Esther Gordillo. Ante esa situación lo correcto por supuesto es buscar acuerdos de Estado y no enrarecer el clima político y de paso evitar que el PRI siga capitalizando la polarización.

El PRD tiene de cara al 2009 la necesidad de recuperar a los electores que precisamente por los desplantes de AMLO se han perdido. Por ello es correcto no echarse para atrás con lo acordado y sacar la reforma adelante. Aunque parezca mentira, López Obrador no romperá a pesar de su literal reducción al absurdo y confrontación abierta y frontal con la dirección de su partido. Su movimiento puede prescindir de todo menos de los recursos que recibe de la clase política que con su farsa democrática del Hemiciclo a Juárez trató de desautorizar. Lo dicho, Andrés Manuel López Obrador emula cada vez más a la ultra del CGH.

De paso… El 16 de octubre apareció en La Jornada una foto de una estudiante que a muchos nos generó envidia, pues estaba protestando con una pancarta contra Carlos Salinas de Gortari que fue a Oxford a dictar una conferencia. No lo dice el periódico pero la audaz estudiante es la Dra. Alma Maldonado, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras, ex integrante del CEU y de la Caravana Ricardo Pozas y que por muchos años hizo equipo con el autor de estas líneas. Y sí, me siento orgulloso de mi vieja compañera y espero que pronto regrese a su país donde se le extraña, aunque sea para integrarse a la Adelitas o protestar con pancartas contra su modosito amigo… Es un indudable avance que AMLO haya dejado de votar a mano alzada para utilizar urnas, pero no que cinco mil activistas se hayan transformado en diecisiete mil votos y menos aún la concepción vanguardista que hace pensar que un grupo de iluminados le debe imponer sus decisiones a millones. Los que ahí se reunieron no representan a los más de dos millones que participaron en la consulta, no digamos a todos los mexicanos que estaba en contra de la privatización. Eso no es democracia; es una burda simulación y si viene a decirnos que con ese ejercicio se manifestó “el pueblo”, pues no queda más que reírse… Entonces, ¿de verdad no hay loco que trague lumbre?... La crisis en Argentina y su impacto mundial sigue mostrando la debilidad del sistema económico mundial. Hoy más que nunca se hace apremiante el altermundismo. Estamos obligados a pensar globalmente algo diferente… Se acerca el triunfo de Obama, una esperanza…

martes, 14 de octubre de 2008

VISIÓN DE ESTADO

VISIÓN DE ESTADO

Fernando Belaunzarán

Un elemento fundamental e indispensable de la lucha política es sacar ventaja de la situación, sea para fortalecerse, para debilitar a los adversarios o para ambas cosas. La democracia es consustancial a la competencia permanente entre diversas opciones que buscan convencer de la justeza y pertinencia de sus posiciones y de lo equivocado de las otras. Es verdad que eso no sucede necesariamente con todos los temas y que tampoco hay vida democrática sin diálogo, persuasión, debate, negociación y acuerdo y, en ese sentido, caben las coincidencias; pero a final de cuentas las distintas fuerzas necesitan diferenciarse y hay puntos en los que por su importancia o por estrategia se buscan colocar como elementos distintivos de la opción que se representa. En cualquier caso lo que predomina es el cálculo, la pretensión de tener más beneficios que costos, tanto cuando se decide confrontarse como cuando se prefiere pactar. Sin embargo, existen momentos excepcionales, de emergencia, que obligan a pensar y actuar de otra manera, al menos para los que poseen visión de Estado y comprenden la gravedad de las cosas. No hay duda de que México se encuentra en esa situación. La pregunta es: ¿cuántos políticos tienen la altura de miras para comprenderlo y están dispuestos genuinamente y sin simulaciones a encontrar un rumbo que en estos tiempos difíciles cohesione al país entorno a objetivos comunes colectiva y pluralmente pactados?


La crisis mundial no es la causa de los graves problemas sociales y estructurales que amenazan la viabilidad del sistema político mexicano, aunque sí es la garantía de que será mucho más difícil hacerles frente y que, en cambio, las condiciones favorecerán su agudización, lo que hace más apremiante la acción concertada del Estado. Antes de las jornadas negras de la bolsa norteamericana, el dramático rescate de importantes corporaciones y la quiebra de bancos europeos ya sufríamos los costos de un régimen disfuncional e incapaz de actuar con oportunidad y eficacia ante las carencias, necesidades y problemas nacionales. Tomar conciencia de ello no significa eximir de su responsabilidad al gobierno que ha mostrado con creces su ineptitud sino simplemente comprender que es mucho más que la suerte de una administración, cuestionada en su legitimidad, lo que está en juego. Existe el riesgo de una regresión autoritaria que crece con la incapacidad de la incipiente democracia mexicana para responder adecuadamente a exigencias elementales de la sociedad.


A pesar de que lo anterior, la lógica de obtener ventajas facciosas y pescar a río revuelto parece predominar. Se cuenta que Luis XVI cuando la muchedumbre llegó a las puertas de su palacio en Versalles mandó a darles pasteles como ejemplo paradigmático del autismo, indolencia e incomprensión de situaciones alarmantes. Eso parece también demostrarse con las camionetas Hummer que pretendió regalar Elba Esther Gordillo, con la insostenible minimización del problema económico por parte de las autoridades monetarias y hacendarias, con la burda manipulación priísta de órganos electorales y la visceral pretensión de cobrarse facturas pendientes desestabilizando en tiempos de crisis. ¡Cuánta ingenuidad, torpeza e irresponsabilidad hay entre los miembros de la clase política que creen que la turbulencia les da mejores condiciones para asumir el control del barco sin tomar conciencia de que éste se está hundiendo y que olvidan que es más fácil incendiar la pradera que apagarla!


Al problema económico que promete mantener al país sin crecimiento, en carestía y con tendencias inflacionarias, habrá que agregarle la guerra desatada del crimen organizado con todo su poder de fuego, recursos económicos e indudable influencia en los ámbitos de poder, así como la permanencia de la polarización política incentivada por la proximidad electoral, la lucha magisterial y inminente reforma energética. Además hay que tomar en cuenta las ingentes desigualdades que se van a acrecentar, la molestia de la clase media que va a sufrir fuerte la crisis, el descrédito de la clase política –opositores y gobiernistas- y los insultantes privilegios que prevalecen en el país. Son todos ingredientes de un cocktail explosivo que requiere de la madurez de los diversos actores políticos, económicos y sociales para desactivarse. Se requiere que prevalezca una visión de Estado. Hay está la dificultad.

El problema es que además no necesariamente todos ven a la democracia y las libertades como valores dignos de defenderse y piensan, aunque no se animan a expresarlo públicamente, que el país necesita de un liderazgo fuerte y autoritario que no pierda tiempo negociando ni tenga contrapesos que obstaculicen la realización de su voluntad. Por desgracia, amplios sectores de la población mexicana se han desengañado de la democracia sin siquiera haberla vivido a plenitud. Por ello los avances democráticos y libertarios de los últimos tres lustros se pueden perder y el paso que faltaba, que es el cambio pactado de régimen, no sólo termine por frustrarse sino que acabe dándose para atrás.


Es por ello que las fuerzas democráticas deben pugnar ante la situación por cerrar filas para defender al sistema democrático y pugnar por su consolidación, fortaleciendo a las instituciones transformándolas, y encontrando soluciones para enfrentar los grandes problemas y acordar reformas de Estado en materia energética, educativa, combate al crimen, política económica, etc. Se trata de llevar a cabo un pacto fundacional que apueste por el régimen democrático estableciendo bases consensuadas del nuevo Estado mexicano, así como las prioridades nacionales y las reglas de la competencia política. En un acuerdo de tal trascendencia por fuerza se deben sacrificar algunos intereses particulares de partidos, clases sociales y poderes fácticos, pues un régimen estable de amplio consenso social que sea democrático y promotor y garante de libertades sólo es posible si hay equilibrios. Esto es, la conformación de un Estado social y democrático de derecho y sobra decir que para que la crisis y los problemas nos lleven a él se necesita visión de Estado, a la cual no podemos renunciar aunque por hoy parezca que prevalece la miopía.



De paso…


PEMEX. Como nunca se necesita que la labor legislativa sea transparente y didáctica para que la población conozca los pormenores de una discusión que corre el riesgo de perderse y volverse incomprensible en los vericuetos técnicos y el lenguaje de expertos. Sólo así se podrá evitar que la propaganda simule la privatización o que la invente. Dada la situación del país, lo recomendable sería presentar una reforma de consenso o no presentar nada…En mi opinión, para Andrés Manuel López Obrador la suerte está echada desde hace tiempo y la resistencia civil es inevitable, con independencia de cómo vengan los dictámenes de la reforma energética. Sólo espero que busque reducir al máximo las afectaciones a terceros y se preocupe por ganar la opinión pública, porque de lo contrario, además de enrarecer al máximo el ambiente en tiempos de crisis con todos los riesgos regresivos que eso implica, el 2009 para el PRD en la Ciudad de México se complicaría aún más… No pudo ser más anticlimática Elba Esther Gordillo que regalando camionetas Hummer a los dirigentes del magisterio, pero tampoco pudo ser más plástica y eficiente para demostrarle al país lo que es sindicalismo charro y corrupto que ha pervivido y pactado con las administraciones panistas. ¿Cómo puede modernizarse la educación básica y mejorar en su calidad con éste liderazgo de privilegios, canonjías y excesos?... La impresentable Maestra no justifica, por supuesto, la violencia y los métodos de acción directa del magisterio llamado democrático que bien harían en utilizar métodos que les generen simpatías sociales en lugar de rechazo y condena, además de evitar defender prebendas indebidas e indefendibles y en su lugar colocar en el centro una propuesta alternativa de mejoramiento educativo del país… Después de tantas malas noticias y la terrible debacle de los Pumas, la ciencia nos da una maravillosa que, a contrapelo de tantas cosas que estamos viendo, genera esperanza en la humanidad. Nos cuenta la agencia Reuters que en Andalucía acaba de nacer Javier, libre de males hereditarios gracias a un procedimiento -que en esas tierras socialistas se proporciona gratuitamente- llamado Diagnóstico Genético Preimplamatorio que es una forma de reproducción asistida que busca no sólo eliminar males congénitos sino también ayudar a la cura de un familiar, en este caso de su hermano mayor Andrés que está enfermo de talasemia mayor, una anemia aguda que requiere de continuas transfusiones de sangre y que hace que la expectativa de vida sea muy reducida. Las células madre del cordón umbilical del recién nacido servirán para tratar el mal y curarlo definitivamente en pocos años. No hay mejor forma de venir al mundo que salvándole la vida a un hermano. ¡Bienvenido Javier!…

miércoles, 8 de octubre de 2008

LAS CAUSAS DE LA DERROTA

Los resultados son dolorosos y alarmantes, pero nadie puede decirse sorprendido. La debacle electoral del PRD en Guerrero era de esperarse porque todos los factores hacia allá apuntaban y porque a pesar de ser un bastión perredista está lejos de ser una isla ajena a tendencias nacionales e inmune a errores, fallas, deficiencias y traiciones. Sin embargo, no por ello lo ocurrido deja de ser relevante. Al contrario, su condición de plaza fuerte perdida en gran media por equivocaciones propias es en sí una fuerte sacudida al partido del sol azteca que lo obliga a tomar conciencia de su realidad y aplicar medidas para evitar lo que hoy parece una pronóstico seguro: que Guerrero es el preludio de lo que sucederá en las elecciones del 2009.

El PRD está obligado a la autocrítica seria y dejar a un lado la burda repartición de culpas que no es otra cosa que el reavivamiento del conflicto interno y, por tanto, la certificación más elocuente de que no se entendió nada. Eso no significa ser condescendiente con errores o conductas impropias y, menos aún, promover la impunidad que tanto daño hace. De lo que se trata es que todos asumamos la responsabilidad que nos corresponde, hacer una crítica integral y evitar el autoengaño; sólo así se podrá entender lo que sucedió y sacar las lecciones adecuadas. Lástima si alguien se siente ofendido por la franqueza.

Seis meses de conflicto interno no pueden obviarse. La crisis del partido es una de las causas ineludibles del resultado adverso, no sólo por el daño causado en la imagen del PRD –que es considerable- sino también porque eso impidió a la dirección nacional atender como se debía la selección de candidatos, procesar acuerdos para evitar fracturas, establecer una estrategia electoral con oportunidad y además distrajo a muchos cuadros que deberían haber estado ocupados en ver cómo ganarle al PRI en esa entidad. Además, tardó en calificarse la elección interna, lo cual generó incertidumbre en muchos lados, y se volvió muy complicado contestar oportuna y adecuadamente los requerimientos de los tribunales electorales, pues coincidió con la toma de las instalaciones de la Comisión Nacional de Garantías. Todavía la noche previa a los comicios, en un hecho poco transparente y de mal olor, la sala regional del TEPJF modificó, entre otras cosas, el 60% de la planilla perredista de Acapulco. Un distrito de ese puerto alternó tres veces de candidato y acabó decidiéndose en la víspera.

Pero tampoco puede ignorarse el clima adverso que en las preferencias electorales ha generado la estrategia de confrontación, enrarecimiento, polarización y resistencia civil que afecta a terceros y entorpece el funcionamiento de las instituciones. Hay un ánimo nacional que no ayuda al PRD a ganar elecciones, y así como en los momentos de gloria de Andrés Manuel López Obrador los candidatos perredistas se beneficiaron de la popularidad del ex jefe de Gobierno, ahora sufren por su creciente rechazo. Sectores importantes de la ciudadanía están cobrando la factura por el plantón de Reforma, la toma de las tribunas, los amagos a bloquear aeropuertos y la intolerancia exultante.

Y es que el reposicionamiento del PRI, después de que parecía desahuciado en el 2006, se debe a un fenómeno extraño. La incapacidad del gobierno de Felipe Calderón para atender los graves problemas del país no está haciendo que la gente miré hacia quien fue su principal adversario, como acontecería de manera natural en cualquier lugar del planeta, sino, para preocupación de muchos, hacia el pasado autoritario. La razón es que AMLO se autoanuló como opción mayoritaria de los mexicanos al sacrificar su imagen pública y olvidarse de los sectores medios para encabezar una fuerza movilizada en permanente tensión que sin duda le ayuda a estar presente en el acontecer nacional y cohesionar a su núcleo de convencidos, pero que en lugar de sumar depura, y en lugar de aumentar la competitividad electoral acaba por debilitar a su movimiento aislándolo. Algunos fanáticos le llaman a eso actuar con dignidad y congruencia. Yo me rehúso a nombrar de esa manera a la simple y llana estupidez política que le está empedrando el camino de regreso al viejo régimen.

Por otra parte, existen problemas estructurales del partido. Las votaciones universales, directas y secretas para elegir dirigentes y candidatos son el principal foco de división y cada vez es más difícil restañar la unidad después de cada elección interna. No es sólo un asunto de presuntas o reales irregularidades sino también de incapacidad organizativa para efectuar comicios de alta complejidad con órganos que carecen de fuerza institucional y que están copados por las corrientes. En Guerrero, el PRI aprovechó esa situación y se puso a cachar a todos los derrotados que pudo y los integró a sus planillas.

Pero esas no fueron las únicas traiciones o, si se prefiere, deslealtades. Los supuestos aliados del Frente Amplio Progresista buscaron dividir a la izquierda en todo el estado y, para nadie es un secreto, lo hicieron con la venia y el respaldo de AMLO. De poco le valió al perredismo guerrerense haberle dado el triunfo de más de tres a uno en la elección presidencial y que sea una de las militancias que más se la han jugado con él, López Obrador quiso cobrarse las desavenencias con Zeferino Torreblanca al contado y para ello no le importó lastimar al partido que dirigió y al que le debe su carrera política. El caso más claro es el de Acapulco, en el que no sólo mandó a dos de sus operadores que para abrocharse las agujetas le piden permiso, Ricardo Monreal y Porfirio Muñoz Ledo, a apoyar al candidato de PT-Convergencia sino que también cobijó y auspició el desfondamiento del PRD al que no se le puede reprochar, como hacen los cínicos, su decisión de defender la plaza que gobernaba desde hace tres periodos. Digamos lo obvio: tras su intervención en el proceso interno del PRD y la actuación de zapa, embozada pero conocida, que llevó a cabo en Guerrero, AMLO ya no es factor de unidad ni tiene la autoridad moral para convocar a ella.

El recuento de las causas debe incluir las fallas locales. Pocos pueden negar que Zeferino sea un demócrata y hasta una buena persona, pero su actuación como gobernador ha estado por debajo de las expectativas que generó y ha permitido que crezcan muchos problemas sociales, dando muestras de insensibilidad. El alejamiento del partido que lo apoyó y la indolencia ante muchas cuestiones de poder que incumben a su administración tienen más que ver con la ingenuidad que con la democracia. Es loable que no haya querido controlar el proceso de selección de candidatos y que se haya resistido a la tentación de usar los recursos públicos para perfilar y favorecer a sus cercanos, pero se fue al otro extremo, al de soltar las cosas y luego no atinar como responder cuando el agua se salía de cauce. En el pecado llevó la penitencia, pues ahora estará copado por el PRI que gobernará los municipios más importantes y tendrá que lidiar con un congreso dividido con ánimos sucesorios desbocados. Pero nada tan desastroso como el gobierno de Félix Salgado Macedonio en el puerto y es obvio que también se expresó en Acapulco un voto de castigo. No fue el único caso. Administraciones malas hicieron que las campañas fueran cuesta arriba.

Finalmente, el partido en guerrero perdió perspectiva. Se pelearon las candidaturas a muerte y una vez conseguidas muchos de los candidatos actuaron con soberbia y sobrados de sí mismos. Muchos pensaron que después de la interna, las elecciones constitucionales serían una formalidad y que podían ganar solos, que les bastaba su presencia y el logo del PRD y que si los adversarios internos se iban mejor, pues entre menos burros más olotes. Y en contrapartida no pocos de los perdedores preferían el triunfo del PRI a la victoria de quien, bien o mal, los derrotó en la contienda por la candidatura haciendo bueno el adagio que dice que el peor enemigo de un perredista es otro perredista. Para colmo, se adelantó la lucha por la sucesión en la gubernatura y no faltó el futurismo para ganar posiciones y eliminar competidores. En fin, se expresó con nitidez la crisis del partido y se confirmó una vez más que el modelo está agotado y que urge un cambio integral de concepto. Por lo pronto, bien haría el PRD en el DF en verse en el espejo de Guerrero y poner sus barbas a remojar.


De paso…

Parió la Abuela. A la crisis financiera de Estados Unidos y sus impredecibles, pero de seguro funestas consecuencias, habrá que agregarle la difícil situación de Europa por eventuales rescates bancarios. Por lo pronto siguen cayendo las bolsas y, para nuestra desgracia, también el precio del petróleo… Celebro que no les hayan fincado cargos a los dos jóvenes que detuvieron en la entrega de los premios nacionales de la juventud por gritar sus opiniones, pero me indigna que hayan sido detenidos y llevados a un juzgado. Si de verdad la libertad de expresión es una garantía constitucional, entonces Andrés Leonardo Gómez Emilsson y Marco Virgilio Jiménez Santiago están en su derecho de expresar sus puntos de vista aunque ofendan al titular del Poder Ejecutivo y nadie les hizo ningún favor por dejarlos libres… El IFE, sin autocrítica de por medio, quiere culpar a los partidos del conflictivo 2006 y ensañarse en particular sobre el PAN y, sobre todo, con el PRD. La mano tricolor que mece la cuna no está muy escondida y siguiendo su naturaleza, no obstante que tienen inmejorables condiciones para el 2009, quieren competir con el árbitro cooptado y sus adversarios ahogados económicamente. Si siguen por ese camino van a lograr lo imposible: que se extrañe a Ugalde… Desesperados por la desventaja de John McCain y el tema preferente de la crisis económica, los republicanos recurren a la guerra sucia y en la locura total pretenden vincular a Barack Obama con terroristas. No tardan en decir que es un peligro para los Estados Unidos… Mi solidaridad para el diputado Francisco Santos que recibió 30 puntadas en la cabeza por los golpes recibidos en un intento de “levantón” en Ixtapa-Zihuatanejo durante el reciente proceso electoral… Recuerdos nostálgicos para el Che en un aniversario más de su asesinato…

jueves, 2 de octubre de 2008

1968

Cuarenta años se cumplen de aquella trágica noche en Tlatelolco que puso fin al movimiento social más emblemático del México posrevolucionario. 1968 es un referente universal y en nuestro país tuvimos una versión propia con incidencia particular y dejando una huella profunda en la conciencia nacional. Ese fue el año de La Primavera de Praga y El Mayo Francés que contrariaron el status quo de la guerra fría, reivindicando pensar al mundo sin someterse a la lógica de las superpotencias, innovando el discurso, los paradigmas, la cultura y a su vez cuestionando las verdades absolutas, los convencionalismos, las jerarquías, las imposiciones, los límites establecidos y, por supuesto, el sistema político. Eso mismo se vivió en México, pero la tendencia al martirologio y al culto a la sangre de los que somos tan afectos hicieron que la referencia al acontecimiento disruptivo se marcara privilegiadamente con la fecha de la tragedia, con la irracional y desproporcionada masacre que terminó traumáticamente con el movimiento estudiantil.

Por ello, el 2 de octubre tiene un alto y diverso contenido simbólico y representa más que el fin trágico e injusto de un ruidoso y telúrico despertar colectivo de sectores importantes de la juventud ilustrada; más que la libertaria y festiva rebelión estudiantil frente al poder arcaico y prejuiciado del régimen priísta que sintió amenazado, con razón, el principio de su autoridad; más que el involucramiento activo de la UNAM y el Poli, las dos instituciones de educación superior más importantes del país; más que la intransigencia e insensibilidad de las autoridades y la absurda y criminal represión que implementaron; más que un pliego petitorio minimalista y tan irrelevante que no tiene caso siquiera recordarlo; más que la victoria pírrica que fue carcomiendo los atisbos de legitimidad bebidos de la Revolución Mexicana que reivindicaba para sí el llamado Partido de Estado; más que su calidad de precursor autorreferido de un sin fin de luchas -armadas, civiles, sociales o políticas- en los años subsiguientes y hasta la fecha; más que el reconocimiento posterior de su legitimidad y justeza por parte del régimen –y de sus herederos- que en su momento lo combatió con tal saña que terminó aplastándolo; más que el impulso a la apertura cultural en un país endógeno y chovinista; más incluso que la reivindicación histórica y el desprecio social por los entonces todopoderosos. Y eso es así porque la trascendencia del movimiento estudiantil de 1968 está ligado a su innegable fuerza moral que se acrecentó por la brutalidad con la que fue reprimido y por el lugar que la memoria colectiva le asignó.

Por ello es que me parecen más significativas de lo que fue el movimiento estudiantil otras fechas, más ligadas a sus momentos dorados que a su aniquilación cobarde. Doy dos. El 30 de julio, cuando ese rector excepcional, Javier Barros Sierra, izó la bandera a media hasta y marchó con los estudiantes para defender la autonomía universitaria tras el tristemente célebre bazucazo en la puerta colonial de San Ildefonso, entonces la Preparatoria uno. Y el 13 de agosto, en la marcha silenciosa que conmovió al país. En ambos casos se evidenció de manera plástica, simbólica, elocuente la superioridad moral que al tiempo se hizo razón histórica. Por ello es que la respuesta que tuvo Octavio Paz al renunciar a la Embajada en la India por los sangrientos acontecimientos de la Plaza de las Tres Culturas fue absolutamente climática y acorde con el espíritu, si así se le puede decir, del 68 pues fue un gesto de protesta y dignidad con evidente contenido moral.

Pero junto al carácter moral de la rebelión juvenil es importante no olvidar su dimensión lúdica y creativa, la impetuosa irrupción de los estudiantes no sólo en la política que tenían vedada sino también en los otros rubros de la vida social, una auténtica liberación que amenazaba más que la tranquilidad de un régimen autoritario y sobrado de sí mismo. El movimiento también fue una conmoción cultural. La lucha por las libertades públicas abrieron la agenda de la transición veinte años antes de una auténtica competencia electoral, pero abrir una atmósfera cerrada, desafiar a las buenas conciencias, romper con tabúes, innovar las formas de comunicación, compartir descubrimientos musicales, literarios, gráficos, filosóficos impulsando el cosmopolitismo y el debate más allá de pequeños círculos, así como replantear la familia, el sexo, la escuela, la relación con la autoridad constituyeron una verdadera revolución de las mentalidades que irradió a la sociedad y contribuyó a su transformación.

Es verdad que México no era ni podía ser una isla. En Estado Unidos se recrudecían las protestas contra la guerra de Vietnam, continuaba la lucha por el reconocimiento pleno y efectivo a los derechos civiles de la minoría afroamericana, el rock se imponía en la juventud y la liberación sexual escandalizaba a los sectores conservadores. Pero nuestro país no tenía vestigios democráticos y su caparazón chovinista a las manifestaciones culturales extranjeras era tal que no se permitía la difusión en los medios de comunicación de canciones en otros idiomas y se promovió un rock and roll oficial que además de traducciones le impusieron un mensaje funcional, de reproducción de los valores establecidos y francamente fresa. Si en política podemos decir en retrospectiva que el movimiento marcó el principio del fin del viejo régimen también es justo reconocerle aportaciones culturales y sociales que le cambiaron el rostro al país. Sí es correcto hablar de parteaguas; sí hay un antes y un después de 1968. Por eso, a cuarenta años de distancia, el 2 de octubre y aquel movimiento, efectivamente, no se olvidan.


De paso...

IFE. En lugar de contribuir a olvidar el 2006 y generar condiciones adecuadas para las elecciones intermedias, el IFE está muy preocupado en ganar autoridad con la población sancionando fuera de toda proporción al PRD y al PAN y disimulando mal sus favores al PRI. Si no hay mesura y sensatez en el árbitro en estos tiempos convulsos qué se puede esperar de las partes. Como nunca se requiere visión de Estado y sin embargo los consejeros se obsesionan cual candidatos con las encuestas, el raiting y el protagonismo. Lástima que ni siquiera esa institución se percate de los riesgos que corre actualmente la frágil democracia mexicana. El autismo parece contagioso... Durante muchos años nos repitieron que un resfriado en Estados Unidos se convertía en pulmonía en México. Por eso no es creíble, aunque sí comprensible, la obsesión gubernamental por tranquilizarnos argumentando ahora que una pulmonía allá es un simple resfriadito en nuestro país. La burda mentira suele ser contraproducente... Guerrero está en el aire. ¡Que caiga sol!...