viernes, 12 de diciembre de 2008

PRD: LAS CLAVES DEL 2009

Después de reconocido su triunfo tras una accidentada y controvertida elección interna, a Jesús Ortega no le queda más camino que jugársela a fondo con su proyecto. En ese sentido, el gran reto que tiene consiste en cicatrizar heridas, recomponer relaciones, restaurar –hasta donde se pueda- la unidad interna sin que eso lo detenga en la implementación de una agresiva política que relance al partido, pues el éxito en el 2009 va a depender fundamentalmente de la capacidad que se tenga para reposicionar al PRD frente a la sociedad.

Jesús necesita proyectar una nueva imagen del PRD acorde con lo que ha sostenido. Para revertir las tendencias negativas que se vienen dando desde el movimiento post electoral del 2006 hay que dirigirse a sectores, grupos y ciudadanos indecisos y, en primer lugar, a los que votaron por la izquierda en la pasada elección y que se han ido alejando por la preeminencia en el imaginario social de la estrategia que sólo cultiva a los convencidos.

Resultaría contraproducente construir frágiles y dudosos acuerdos de compromiso entre las diversas corrientes y personajes del PRD a cambio de diluir la propuesta, de mandar mensajes equívocos al electorado y de desdibujarse como opción frente a la incapacidad del gobierno panista, el peligro creciente que significa el reposicionamiento del partido del viejo régimen y la labor de abierta zapa de partidos “aliados” que apuestan a sobrevivir a costa de mermar el voto duro perredista con la ayuda de grupos internos.

Pero eso no debe llevar a caer en la trampa de adoptar una política defensiva que busque ante todo mantener al electorado cautivo ante los embates de partidos y políticos recién purificados –como si su historia y la de sus dirigentes hubiera comenzado en el 2006-, que dicen combatir a la derecha aunque se concentren en dividir a la izquierda, y acabar enredándose en un estéril y somnífero debate de autoconsumo acerca de la fidelidad a una persona. En lugar de ello, el PRD debe resaltar su programa y mostrarse como alternativa viable para enfrentar con éxito los problemas del país que han rebasado al gobierno calderonista; como un partido capaz de sumar a los que de por sí no están y, por lo mismo, de conformar mayorías políticas, sociales, legislativas y electorales.

Es decir, que el acuerdo interno debe garantizar la pluralidad y los equilibrios en las candidaturas, tal y como se hizo en los órganos de dirección, pero no hacer concesiones en el mensaje a la ciudadanía. Resignarse a pugnar por el voto duro es jugar a perder, más aún cuando no falta quien apuesta al fracaso de la nueva dirección para cultivar redentores.

Por ello, son buenas señales los nuevos spots del PRD y, sobretodo, el primer discurso de Jesús Ortega como presidente del partido. Ahí, Chucho puso en el centro y como ariete la agenda de una izquierda libertaria, democrática, incluyente, tolerante, diversa, con visión global, que comprende que la libertad y la justicia se requieren; que se plantea el cambio como tarea colectiva que necesita de sumar voluntades disímbolas; que pone en el centro el combate a la pobreza mediante la redistribución de la riqueza que hay que generar y alentar; que reivindica el diálogo y la negociación entre adversarios; que busca conciliar legítimos intereses de los diferentes sectores sociales; que entiende el valor de los contrapesos y los equilibrios; que sabe de la importancia de impulsar la cultura y no aceptar censura alguna; que apuesta al futuro del país priorizando la educación, la ciencia y la tecnología; que rechaza los dogmas de los extremos; que se compromete con la visión de género; que defiende y enarbola los derechos de las minorías y no acepta ningún tipo de discriminación. Al colocar las propuestas por delante -y de manera implícita un modelo de sociedad- trasciende la vieja idea de que cualquier cambio que valga la pena sólo podrá venir como resultado de la conquista de la Presidencia de la República y que, por lo mismo, todo debe subordinarse al combate al régimen para después, ya en el poder, reinventar a la nación.

Como oposición también se puede y debe incidir en el rumbo del país mediante medios que se complementan: el diálogo y la interlocución con los diversos sectores políticos y sociales, la acción institucional, el debate en la opinión pública y la movilización ciudadana respetando los derechos de terceros. En la medida en que eso se haga y que se responda adecuadamente a los planteamientos propios, se avanza también en la posibilidad de ganar la próxima elección, además del triunfo en sí que significa hacer realidad demandas tan importantes y emblemáticas como lo logrado con la reforma energética o las leyes aprobadas en la Asamblea Legislativa del DF: Ley de Sociedades en Convivencia, despenalización de la interrupción del embarazo, voluntad anticipada, divorcio express, etcétera.

Se debe terminar con el mito perverso que sostiene que “la oposición real” es aquella que acude consuetudinariamente a la estridencia y realiza acciones extremas. En la democracia, para quienes están en el sistema de partidos, no hay oposición más temible y eficaz que la que es capaz de ganar elecciones. Con el aislamiento y la automarginación sólo gana a quién se dice combatir o, como en el caso mexicano, a una tercera opción oportunista.

Para tener una bancada que incida realmente en el acontecer nacional hay que ganar un número importante de distritos de mayoría en el 2009 y no desaparecer es zonas importantes del país. En ese propósito será fundamental trabajar bien aquellos distritos que se encuentren en los estados y municipios gobernados por el PRD, además de llevar a cabo una correcta política de alianzas. En ese sentido se ha avanzado significativamente con el Partido Socialdemócrata y otras organizaciones como la UNT e importantes centrales campesinas.

Las buenas administraciones producen buenos resultados; pero también la unidad, la propuesta política y contar con buenos candidatos. Esas necesidades obligan a darle vuelta a la página. Así lo han entendido los gobernadores perredistas y, de manera notable, el jefe de Gobierno del Distrito Federal. Es obvio que cualquier resultado aceptable en la elección intermedia pasa por tener éxito en la capital y, en esa medida, también las perspectivas de contender nuevamente con posibilidades en el 2012. Pensar en el proyecto obliga a cerrar filas y, por fortuna, la inmensa mayoría de Izquierda Unida parece estar siguiendo el ejemplo de Marcelo Ebrard.

El fantasma de la escisión del que tanto se habló terminó siendo un intento fallido de fabricar una burbuja mediática. Lejos, muy lejos, están las dolorosas y significativas salidas de José Woldenberg, Gilberto Rincón Gallardo, Jorge Alcocer, Adolfo Sánchez Rebolledo, Leonardo Valdez, entre otros. Hasta el momento sólo se ha ido un triste antihéroe junto con sus empleados y familiares y un presidente municipal saltimbanqui de mala reputación. Esto no significa minimizar la urgente necesidad de restañar heridas y, tan o más importante, buscar poner en sintonía a todos los actores del PRD, lo que, por supuesto, incluye de manera importante a Cuauhtémoc Cárdenas y a Andrés Manuel López Obrador. Lo bueno es que para eso de los acuerdos se pinta solo Jesús Ortega.


De paso…

La flaca memoria. Prohibido recordar, rastrear, investigar, entender. La historia comenzó en el 2006 y es inútil remontarse al pasado más allá de esa fecha. Que nadie rememore que el PT fue creación de Carlos Salinas y de los buenos oficios de su hermano incómodo; que nadie haga cuentas de los dieciocho años ininterumpidos que lleva Alberto Anaya como su presidente y que no lo hacen sonrojarse cuando habla de democracia. Menos aún que se mencione que ese partido tuvo como candidatos a Jorge Hank Rohn y a Ulises Ruiz. Que nadie haga notar que Convergencia se creó siendo un partido “cacha todo”, que amenazó con romper la Coalición Por el Bien de Todos si no se hacía senador a un cantante pederasta del estado de Hidalgo que hoy se escuda en su fuero para gozar de impunidad –el mismo que rompió la alianza que se estaba construyendo alrededor de Miguel Ángel Granados Chapa en 1999. Mucho menos es permisible que se saque a colación que Dante Delgado le cargaba la mochila a Fernando Gutiérrez Barrios y que Carlos Salinas le dio chequera abierta para cooptar y corromper a líderes y organizaciones campesinas con el propósito de romper la alianza de éstas con el EZLN en 1994. Ni qué decir sobre insinuar siquiera que Porfirio Muñoz Ledo se fue al PARM para competir contra la izquierda en el año 2000 y acabó yéndose con Vicente Fox. Además, es necesario que se finja demencia acerca de que el PT y Convergencia apoyaron a la candidata de ultraderecha, Ana Rosa Payán, en Yucatán. El periódico que en sus inicios y durante mucho tiempo fue promotor de la democracia siguió puntual e incisivamente todos los hechos aquí relatados. Sin embargo, y no obstante que ese medio tantas veces ha afirmado que apuesta a la memoria, hoy promueve la amnesia. Esa es la voluntad del gran líder. El que está con él se purifica. El que se atreve a discrepar es condenado de inmediato y tiene que pagar el precio de sufrir la hoguera moral por parte de un grupo de rabiosos y exultantes tartufos que se dicen de izquierda. Por eso presentan a oportunistas como adalides de la causa más noble y prístina, aún cuando saben que no son auténticos, que son sólo compañeros de viaje que están ahí porque sienten que para librar la aduana del 2009 no les queda más que estar en el ánimo de la voluntad suprema, que esa es la única posibilidad que tienen para mantener sus más terrenales intereses: el registro, las prerrogativas, las diputaciones. Pero después del tránsito de las elecciones intermedias tomarán su propio camino de cara al 2012; harán sus cuentas y, como siempre, su decisión responderá al cálculo de la opción que les rinda más en dinero y poder. Entonces, al tiempo, los blanqueadores de hoy no tendrán lugar para esconder la cabeza de vergüenza… Éste es el último artículo del año. A partir de enero retomaré la elaboración de los textos semanales, los cuales se podrán seguir leyendo en: http//herejiapolitica.blogspot.com. ¡Felices fiestas y un gran año 2009!

martes, 2 de diciembre de 2008