domingo, 30 de agosto de 2009

JUANITO

Fernando Belaunzarán

La tragicomedia se impuso a la épica. La exhibición mediática del candidato triunfador en Iztapalapa acapara primeras planas y horarios estelares. No es por resaltar lo conocido, al pintorezco y emblemático personaje de las protestas noroñistas o de las disertaciones rupestres, ingenuas, francas, megalómanas y en ocasiones disparatadas, propias del prototipo de militante pejista que muestra devoción e incondicionalidad al líder, nítida visión en blanco y negro, predestinación para redimir a la patria, indubitable convicción de ser monopolizador de la verdad, exacerbado sectarismo e intolerancia con cualquier discrepancia y la firme creencia de que posee la capacidad única de interpretar y representar en exclusiva al "pueblo"; en fin, todo lo que les transmite Andrés Manuel López Obrador, dirigente indiscutible de ese “movimiento”. El reciente éxito en los medios del popular Juanito se debe a otra cosa: a la sorpresa que causa el que no quiera representar dócilmente el papel de político desechable que se le asignó, mostrando un grado de independencia que nadie le reconocía, empezando por los que se decían sus compañeros.

En efecto, los trovadores obradoristas que cantan la heroicidad de la victoria -no contra el PAN o contra el PRI, tampoco contra Calderón o contra Peña Nieto, sino contra los Chuchos- ahora se indignan porque Rafael Acosta, Juanito, resultó no ser el pelele que esperaban, es decir, sumiso y obediente. Los que durante la campaña hablaban de “linchamiento mediático” por los cuestionamientos hechos a López Obrador por haberle impuesto –“libremente”- el innoble rol de prestanombres en la elección y tratarlo de manera despectiva, ahora con ligereza señalan que está siendo manipulado por “la derecha”, “la mafia”, “Nueva Izquierda” o bien seducido por “el canto de la sirenas” que viene siendo lo mismo. El caso es que los que lo promovieron son ahora los primeros en negarle públicamente el más mínimo grado de discernimiento propio.

No extraña el desprecio. Los que más apelan al “pueblo” o a “las bases” para sustentar una legitimidad discursiva suelen ser los que más ningunean a la gente común precisamente porque los ven como instrumento dúctil al servicio de sus necesidades. Al menos así sucede con los que promueven políticas clientelares. Tampoco debe extrañar que Juanito haya decidido aprovechar la oportunidad que tiene para poner condiciones al cumplimiento de su palabra en plaza pública: tiene aspiraciones, su coyuntural fama le hace vislumbrar futuros promisorios y a final de cuentas su romanticismo pejista no le alcanza para conformarse con alguna medalla al mérito del “Gobierno Legítimo de México”. Lo que rompe esquemas es que haga públicos planteamientos de negociación que normalmente se hacen en privado. Por desgracia, pedir, negociar y acordar una cuota de puestos y cargos en los gobiernos –muchas veces al margen de perfiles- son prácticas habituales que por pudor y mala conciencia no se dan a conocer. Pronto veremos si lo que Juanito busca es proyección política o dinero. Si es únicamente lo segundo, el problema no tardará en resolverse.

“No te la vayas a creer” le espeto sin mucha consideración López Obrador a Juanito en una imagen que se transmitió y retransmitió hasta la saciedad en las pantallas de televisión. Ya hay muestras de sobra que no sólo se la creyó sino que hasta está listo para ir por más. Su aspiración de contender por la presidencia de la república es a todas luces desproporcionada y delirante, pero si lo comparamos con el líder que, al estilo de Antonio López de Santa Anna, se presenta a sí mismo como salvador de México pareciera que sólo se mimetizó aunque tal megalomanía la exprese de manera más burda y chusca.

Juanito no niega su compromiso público, pero se aprovecha del apotegma legitimador, absolutorio, redentor y propiciatorio que aunque demagógico tiene el filo de utilizarse contra su principal ministro de culto: “el pueblo manda”. Y el jefe Delegacional electo está tan seguro de que “el pueblo” lo apoya como lo está AMLO de que su cargo como “presidente legítimo” se lo dio ese mismo sujeto colectivo. En virtud de que “el pueblo” siempre coincide con la opinión y los intereses de quien se asume como su vocero entonces podemos adelantar que “el pueblo” no se pone de acuerdo consigo mismo, con lo que se demuestra, contra el dogma pejista, que “el pueblo” puede tener más de una opinión, por tanto es divisible y nadie puede representarlo en su totalidad. Sólo espero que esta disputa de “pueblo” vs “pueblo” no la quieran resolver en una votación en el Hemiciclo a Juárez porque entonces sí le hacemos una misa negra al Palillo para decirle que la realidad superó a su comedia –si de por sí.

Entonces se vislumbra, si es que no lo disciplinan antes- que Juanito exclusivamente va a ceñirse a lo que se comprometió, que es pedir licencia –los cargos de elección popular son irrenunciables- y no hará ninguna colaboración extra para que el intrincado procedimiento autoritario y caprichoso que disponía no sólo de su renuncia sino también de la participación del jefe de Gobierno y de los diputados electos se cumpla. Mala noticia para Marcelo Ebrard que esperaba poder librarse del escarnio público que le va a significar cumplir con la encomienda mitinera de Andrés Manuel López Obrador. Ya había ideado que Juanito nombrara a Clara Brugada Directora General Jurídica y de Gobierno para que lo sustituyera por ley en el cargo hasta que la Asamblea Legislativa la ratificara o siguiera como encargada del despacho hasta el fin del trienio. Pero como eso no venía estipulado en el acuerdo tomado a mano alzada por “el pueblo” reunido en la explanada de la Delegación Iztapalapa parece que el escenario al que apuesta Juanito es que, como dijimos, pida licencia, Marcelo se trague el sapo, sea obediente y proponga a Brugada como jefa Delegacional interina, ahí le sea rechazado el nombramiento y Rafael Acosta con todo y cinta tricolor en la sien regrese a concluir el periodo por el que fue electo. En cualquier caso, Juanito siempre tendrá como garantía la posibilidad de retirar su licencia y regresar al cargo.

Con la vieja costumbre de no asumir responsabilidades, el pejismo culpa al tribunal electoral del espectáculo cómico y grotesco que entre divertidos, azorados y apanicados están viendo los mexicanos. Decir eso es sencillamente absurdo. Es como si un aprendiz de curandero al hacer patente su desprecio por la medicina occidental obligue a un enfermo de gripa a beber un brebaje exótico preparado a la limón que termine por matarlo y durante el funeral de éste no se le ocurra otra cosa que arremeter contra el virus con una filípica.

El fallo controvertido sobre una elección interna por demás desaseada y cuya diferencia fue mínima no justifica el pretender burlar leyes y tribunales con fórmulas alucinantes. El origen del problema es que para AMLO el 2009 fue visto como una oportunidad para saldar cuentas pendientes con su disidencia en el PRD en lugar de pensar en enfrentar a las opciones de derecha. Con ello además de cadyuvar con el desplome electoral de la izquierda en su conjunto convirtió a Iztapalapa en el escenario privilegiado de la lucha fraticida entre perredistas. Es evidente que pese a sus denodados esfuerzos por disminuirse, en las zonas populares de la Ciudad de México López Obrador todavía conserva un innegable respaldo de la población; pero tan importante como tener poder es saberlo usar y el hígado suele ser mal consejero. Quien aspira a conducir la nación debe actuar con serenidad y prudencia y no jugar de esa manera con el destino de la gente.

Nadie debe extrañarse de que lo que comenzó como farsa continúe y termine igual. En esta tragicomedia, lo cómico puede servir para caer en la cuenta de los excesos y las carencias de una clase política de la que, pese a deslindes, el sector obradorista es miembro por méritos propios y plenos derechos. Pero la tragedia es tener en vilo a Iztapalapa, convertir a millones de personas en rehenes de la lucha inescrupulosa por el poder, incluso dentro de un mismo partido. No cabe duda de que estos son tiempos de reír y llorar.


De paso.

Kennedy. Falleció el más joven del famoso y poderoso “clan”. El Senador Edward Kennedy, calificado por Barack Obama como “el más grande legislador de nuestros tiempos”, trabajó intensamente por ensanchar libertades y derechos, combatir la discriminación y mejorar la calidad de vida de los más desprotegidos en los Estados Unidos. Un luchador de causas que se ganó el respeto de propios y extraños; prueba de ello es la inmensa y plural convocatoria que tuvo su sepelio. Un accidente automovilístico en el falleció su acompañante en 1969 lo alejó de la pelea por la presidencia de su país. Dos magnicidios contra sus hermanos, John y Robert, habían dejado muy claro que para algunos intereses oscuros y poderosos los Kennedy –católicos, liberales, demócratas y de ascendencia irlandesa- no eran bien vistos. No deja de ser simbólico que el primer presidente afroamericano en la historia de Estado Unidos despida al hermano del que impulsó de manera valerosa derechos civiles para las minorías raciales. Que Ted descanse en paz… Resultan inadmisibles las agresiones a la presidenta del PAN capitalino, Mariana Gómez del Campo, a las afueras del Tribunal Electoral del Distrito Federal por parte de un grupo de perredistas. Estos actos de porrismo desvirtúan a una izquierda que debe ser ejemplo de inclusión, tolerancia y convicción democrática. Es preciso que el PRD deslinde responsabilidades y sancione a los agresores. Sobra decir que el Gobierno del DF está obligado a garantizar la seguridad de los dirigentes de todos los partidos políticos en el ejercicio de sus derechos… Las razones que esgrime AMLO para negarse a una alianza con el PAN que pueda derrotar a Ulises Ruiz en Oaxaca son falaces. A finales del 2004 estaba en la presidencia Vicente Fox y la canallada del desafuero iba muy avanzada; sin embargo la coalición se dio y él la avaló. Todo está en no subordinar los intereses de los oaxaqueños, una vez más, a la perspectiva nacional… Ante la crisis y la evidente incapacidad de la administración de Felipe Calderón para enfrentarla con éxito es indispensable que exista un esfuerzo unitario del movimiento sindical, social, popular y campesino para coordinarse horizontal y democráticamente, no sólo para evitar que el costo caiga fundamentalmente en las espaldas de la población más desprotegida y defender conquistas y condiciones mínimas para una vida digna sino también para influir constructivamente en los cambios que se requieren para darle viabilidad a la nación. El país no puede seguir como está y es preciso empujar para que la transformación se de hacia la democracia y hacia la izquierda porque pudiera ser al revés… Es un grave error, un tremendo despropósito, pretender inculpar a Zeferino Torreblanca del asesinato de Armando Chavarría. Es muestra, por supuesto, de cómo el conflicto interno domina las pasiones al interior del PRD. La acusación es absurda, ligera, desproporcionada y fuera de toda lógica. Se debe, eso sí, exigir a las autoridades el pronto esclarecimiento del crimen y verificar el profesionalismo de las investigaciones. Pero si el culpable estuviera en el viejo caciquismo guerrerense entonces los asesinos han de estar contentos, quitados de la pena y listos para recobrar el poder que se les quito en el 2007… Es oficial, Michael Jackson fue asesinado. La procuraduría capitalina, siempre eficiente, ya cuenta con testigos que incriminan a “El Apá”… Juanito da para mucho más. Con su declaración de que Clara Brugada sería una “jefa Delegacional espuria” la aproxima a que la nombren “jefa Delegacional legítima” en la explanada del Parque Cuitlahuac… Los privilegios ofenden, y más aún en tiempos en los que los mexicanos se deben apretar el cinturón. Aunque no signifique gran cosa en el presupuesto, la austeridad debe comenzar por los de arriba y los funcionarios públicos predicar con el ejemplo. Aunado a ello se debe consensar una reforma fiscal integral de fondo que acabe con la evasión de las grandes empresas y sea verdaderamente equitativa. Digo, si lo que importa es el futuro del país… El triunfo de los Pumas al Querétaro supo como si hubiera sido al Barcelona…

martes, 25 de agosto de 2009

CRIMEN POLÍTICO

Fernando Belaunzarán

Por si faltara algún otro ingrediente ominoso en el panorama político del país, con el asesinato de Armando Chavarría regresamos a la época de los magnicidios. El tamaño de la crisis, la incapacidad gubernamental para hacerle frente, la caída de los precios del petróleo, el régimen presidencialista disfuncional que padecemos, la violencia desatada del narco y de otras ramas del crimen organizado, la inseguridad creciente, la corrupción endémica, el boom del desempleo, las reformas estructurales aplazadas y sin condiciones ni oportunidad para llevarlas a cabo en estos momentos, una clase política desprestigiada que rehuye a los grandes acuerdos, carece de visión de Estado, no es dada a mostrar convicción democrática y en la que predomina el cortoplacismo, el afán de ajustar cuentas y la actitud facciosa, miope, autista, mezquina y electorera; muchos nubarrones en el cielo gris de la república como para agregar el del crimen político.

En estos tiempos, el asesinado es víctima por partida doble. Primero al perder la vida y luego al perder el prestigio después de muerto, muchas veces sin más elemento que una irresponsable filtración inventada por las propias autoridades para tapar su incompetencia. Al que matan con lujo de violencia es de entrada sospechoso. Piensan –lo peor es que con cierta razón- que si trasladan por lo menos parte de la culpa al muerto, “él se lo buscó”, ya no van a pedir cuentas a los responsables de brindar seguridad. Una estrategia mediática innoble y despiadada que no sólo mancha la memoria del ejecutado sino que al hacerlo lastima cruelmente a los familiares de éste.

Eso mismo se hace con los políticos asesinados, de tal suerte que no sólo obstaculizan la solidaridad y la indignación por la perdida oprobiosa de una persona sino que también favorecen la impunidad y confirman la percepción de la penetración del narco en la política, lo que siendo evidente e indiscutible en cierta medida resulta totalmente desproporcionado y pernicioso generalizarlo, y peor aún achacárselo sin pruebas a quién pudo haber sido atacado por su actividad en la vida pública, por expresar sus puntos de vista, por obstaculizar a grupos de interés, por hacer bien su trabajo. ¡Qué lástima que sólo cuando el asesinado es del nivel, la exposición pública y la trayectoria de alguien como Armando Chavarría, y que es imposible vincularlo seriamente con la delincuencia, entonces se reconoce el móvil político como “una línea de investigación”!

Porque es absolutamente falso pretender que toda violencia está vinculada al crimen organizado como también lo es el decir que el problema es sólo entre bandas rivales que se ajustician mutuamente. La preocupante cifra de periodistas ejecutados es una muestra más de que esa visión es equivocada. Y de la misma manera que no se supone de entrada que un atentado contra un profesional de la comunicación es resultado de la vinculación de éste con algún cartel –aquí la encomiable solidaridad del gremio impide difundir infundios preliminares- tampoco debe hacerse con los políticos asesinados ni con cualquier otra persona ejecutada mientras no haya pruebas que digan lo contrario. La filtración ligera, interesada y muchas veces fantasiosa que es el pan de todos los días de la nota roja suele ser un atentado contra derechos humanos elementales de las víctimas y de sus familiares. A final de cuentas se trata de una ayuda al victimario que, sabiéndolo o no, se beneficia de la obsesión oficial por resguardar la popularidad del gobernante y que subordina la procuración de justicia a esa necesidad.

Antes de Armando Chavarría ha habido en este año veinte perredistas asesinados en Guerrero. En ese estado hay una larga tradición de violencia política. Muchos de los más de quinientos muertos de ese partido durante el sexenio de Salinas son de ahí. Es tierra de caciques que aunque hayan tenido un histórico revés electoral en el 2005 no quiere decir que no mantengan altas dosis de poder económico y político. Por supuesto que quieren regresar por sus fueros y desde ahora calienten la sucesión en la gubernatura mostrando lo que de por sí todos saben y nadie duda: en la lucha por el poder están dispuestos a cualquier cosa.

Sería un error ver el fenómeno del crimen político como una cuestión localizada y marginal. La situación del país presagia una cruenta lucha por el poder y el régimen presidencialista no parece tener la capacidad de responder a ella adecuadamente y encausar los múltiples conflictos que se avecinan por la vía institucional. Concluir la transición democrática y transformar el sistema de procuración de justicia son tareas inaplazables para que la crisis económica no se transforme en crisis política y la violencia se vuelva cada vez más protagónica en las disputas políticas. La unión que se requiere para enfrentar el temporal sólo puede lograrse con grandes acuerdos nacionales que incluyan los cambios que se requieren para avanzar en democracia, justicia y desarrollo. Hay que construir un nuevo Estado a partir de un amplio consenso de las fuerzas políticas. Espero que éstas no tarden en darse cuenta de que las cosas como están, independientemente de quién en la cúspide, a nadie sirven y que de permanecer entonces el país no podría detener su caída. Mejor luchar por dirigir una nación con futuro que una que se encuentra en ruinas y sin viabilidad.

El crimen que le costó la vida a Armando Chavarría debe esclarecerse y los gobiernos estatal y federal tienen que colaborar para que eso suceda. Sin duda lo ocurrido es un elemento que enrarece el clima político y presagia peores momentos. Por lo mismo, que este no sea uno más de las ejecuciones que terminan en la impunidad. Que se aprenda de otras experiencias y que la presión política, social y mediática no lleven a fabricar culpables. Pero eso no obsta para que no se trate con la importancia que tiene y se tomen las decisiones que posibiliten una investigación profesional que dé certeza a la sociedad.

Sólo resta ofrecer el pésame a los deudos y recordar al político notable que fue en vida Armando Chavarría.


De paso…

Más de Cuauhtémoc y Andrés. En virtud del éxito de las comparaciones que hemos hecho en este espacio entre los dos grandes líderes que ha tenido el PRD y de las reacciones que hubo por mis señalamientos sobre la contrastante relación que ellos tuvieron con los medios de comunicación durante sus gestiones al frente del GDF, añado lo siguiente: Mientras Cuauhtémoc Cárdenas sufrió uno de los peores y más injustos linchamientos mediáticos que se tenga memoria a raíz del asesinato de Paco Stanley, Andrés Manuel López Obrador gozó siempre de un trato privilegiado gracias a relaciones que cultivó desde antes de llegar al gobierno. Es verdad que fue buena idea hacer las “conferencias mañaneras”, pero la repercusión mediática de su administración no se entendería sin una línea editorial convenida. La relación era tan buena que hasta el segundo piso se inauguró con la carrera de “los diez kilómetros de Televisa Deportes”. No por nada la aprobación de la llamada “Ley Televisa” en la Cámara de Diputados se dio con su aval. La ahora senadora por Tabasco, Rosalinda López Hernández, de todas las confianzas de López Obrador, era la encargada por él y por el grupo parlamentario del PRD de revisar todos los dictámenes. Después de hacer las consultas pertinentes se comunicaba a los diputados perredistas el sentido del voto. Con ese mismo procedimiento Rosalinda avaló dicha ley y eso es lo que explica que un parlamentario tan experimentado como Pablo Gómez haya llamado a votarla a favor sin haberla siquiera leído. Que tras las protestas posteriores AMLO se haya lavado las manos es parte de su forma de ser… ¿De qué se quejan? Los que lo encumbraron ahora se muestran indignados. Pero Juanito es el prototipo del militante pejista. Así los quieren, los forman, los promueven. No hay teoría, no hay argumentos, no hay reflexión, no hay debate. Sólo una y única voz que apela a sus sentimientos, indica quiénes son los enemigos, les transmite el resentimiento contra ellos y predica con el ejemplo que la mejor forma de enfrentarlos es con el insulto y la inquina. Ese personaje emblemático representa muy bien la devoción por una causa encarnada en una persona y al mismo tiempo lo rupestre del discurso. En pocas palabras, el obradorismo es un movimiento de Juanitos, así que con su pan, perdón, con su pt que se lo coman… En el 2007 un grupo de perredistas nos pronunciamos a favor de debatir con Calderón el primero de septiembre y tomar la propuesta que el propio PAN había hecho para que el titular del Ejecutivo contestara preguntas y escuchara intervenciones de la oposición y de esa manera rindiera cuentas en un formato más republicano. Eso generó toda clase de ataques por parte del jihad pejista que veían en ello un acto de traición. De hecho ese fue el pretexto para que se salieran del Congreso de aquel año y rompieran sus votos. Decían que interpelarlo era “reconocerlo” y entablar “diálogo con el gobierno usurpador”. En una de esas patéticas concesiones al atraso que se han hecho a pedido de AMLO se llevó por parte del PRD una propuesta en sentido contrario que evitaba cualquier tipo de comparecencia del presidente de la república que fue aceptada por los otros partidos para evitar las ya tradicionales escenas de protesta en los pasillos de los informes presidenciales. Pero el hecho es que Felipe Calderón no va a explicar la crisis ni la violencia desatada ni el desempleo ni tantas otras cosas que padecemos los mexicanos ni podrá contestar los cuestionamientos directos de los diputados por la sencilla razón de que los que ahora piden que vaya a hacerlo se desgarraron las vestiduras contra esa posibilidad cuando hubo oportunidad de legislarlo. Es el problema de la falta de consecuencia democrática… Me informa mi amigo Jorge Carlos Díaz Cuervo que el PSD mantiene el registro local en Oaxaca y que su agrupación estaría dispuesta a sumarse a la gran alianza opositora contra Ulises Ruiz y su delfín. Con ello y con la decisión de los órganos directivos del PAN y PRD en aquella entidad sólo un actor se opone al acuerdo que puede transformar democráticamente a Oaxaca. Espero que Andrés Manuel recapacite y si en realidad sus cuestionamientos al gobernador son genuinos y no tiene acuerdos con él por debajo de la mesa, entonces que no le ayude a heredar el poder y en lugar de obstaculizar la alianza opositora se sume a ella… Y hablando de Oaxaca, Ulises Ruiz no se conforma sólo con controlar los demás poderes, someter a los órganos autónomos, corromper líderes partidarios y sociales, meterse a los partidos de oposición e influir en los medios de comunicación sino que incluso hasta ya tiene su propio periódico con prestanombre y todo, al más puro estilo Murat. Bueno, al menos eso se dice con conocimiento de causa respecto al periódico “El Despertar”… La crisis de la procuraduría capitalina por los injustificables gazapos en los casos Martí y Coppel tiene por origen la obsesión mediática de convertir la justicia en un arma para proteger y si se puede incrementar popularidades, en subordinarla a la lucha por poder. Eso mismo es lo que provocó el trágico operativo en el New’s Divine. Pero no aprenden… Las condenas de los detenidos de Atenco y de la indígena Jacinta Maciel son inauditas por desproporcionadas. No es posible que se les tenga en la cárcel más tiempo que a narcotraficantes y asesinos. Esto muestra, además de saña, una completa insensibilidad frente a las luchas sociales. Si cometieron algún delito ya lo pagaron con creces y deben ser puestos en libertad… Y hablando de cosas incomprensibles, qué alguien tenga la bondad de explicarnos la ausencia de Sinha en la Selección Nacional…

domingo, 16 de agosto de 2009

ALIANZA OPOSITORA EN OAXACA

Fernando Belaunzarán


Llegó el momento. Pronto sabremos quiénes están realmente dispuestos a enfrentar al cacicazgo autoritario, corrupto y corruptor, fuente de arbitrariedad para la gente común e impunidad para sus compinches que representa el gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca; y quiénes, aunque se curen en salud cuestionándolo con discursos encendidos e invectivas apasionadas, en los hechos trabajan para su perpetuación al obstaculizar la conformación de la más amplia unidad de fuerzas opositoras para derrotarlo en el único lugar en el que ahora es posible hacerlo: en las urnas.

Todos sabemos -aunque algunos finjan demencia- que la única posibilidad de vencer a la maquinaria ulisista en las elecciones del próximo año depende de que la oposición haga causa común y presente a un solo candidato a gobernador.

Esperar milagros o suponer que la "Santa Crisis" dará vuelta por sí sola a todas las tendencias en beneficio de una parte de la oposición es pecar de fantasioso y, a final de cuentas, no sería otra cosa que jugar a engañarse y a engañar a los oaxaqueños. Puede haber muchos escenarios, pero si no van juntos PAN y PRD –buscando sumar también a Convergencia y PT- no habrá manera de evitar que Ulises Ruiz herede el cargo y se cubra las espaldas con un incondicional que le garantice impunidad.

En la alianza que se requiere nadie sobra y, por cierto, no basta con sumar a los partidos políticos opositores. Es preciso construir una gran coalición social que incluya a gente sin partido, a organizaciones vecinales, campesinas y sociales, ONG’s, sindicatos, intelectuales, artistas, comerciantes, empresarios, estudiantes y, por supuesto, la gran fuerza de los pueblos y las comunidades hartas de tanta prepotencia e injusticia.

Es preciso que la alianza opositora se plantee, además de hacer un gran bloque de fuerzas y ciudadanos, ganar el debate en la opinión pública no sólo por lo indefendible que resulta en el terreno de las ideas la gestión del personaje que llenó de vergüenza al país por sus formas despóticas sino también por tener la capacidad de sumar y construir una mayoría en torno a un programa de transición en la entidad que abra paso a la democracia, al respeto de los derechos humanos, a un régimen de equilibrios y contrapesos que evite la concentración y el abuso de poder, que redistribuya la riqueza y ayude a los sectores más necesitados sin corrupción y sin establecer redes clientelares para la manipulación electoral y, muy importante, que reconozca y trate a los pueblos indios con la dignidad y el respeto que se merecen.

Por ello, la construcción de la alianza no es un asunto de pragmatismo. Estamos hablando de concretar una posibilidad histórica para transformar Oaxaca y poner fin a la era de caciques todopoderosos con su caudal de corrupción e impunidad. Los “puros” de de ultra derecha y de ultra izquierda que quieren reventar la coalición opositora se equivocan cuando apelan a “los principios” para justificar su negativa a la alianza, pues sacrificar esa oportunidad en el altar de la ideología, además de contribuir a la permanencia del estado de las cosas y que siga el yugo apretado en el cuello del pueblo oaxaqueño, evitaría que los ciudadanos pudieran decidir sobre un dilema fundamental de la democracia que en el caso de Oaxaca adquiere enormes dimensiones: ¿Debe haber continuidad o cambio en el ejercicio de gobierno? Pero además, ¿quién puede negar que el pueblo oaxaqueño avanzaría en democracia, seguridad, libertad, igualdad y justicia derrotando al ulisismo? Hoy, al igual que en el 2004, lo fundamental y prioritario es que se vayan los que están.

Oaxaca ha sido rehén en los últimos tiempos de intereses y visiones nacionales, pagando altos costos por ello. En el 2006, durante la campaña presidencial y en los momentos más álgidos del conflicto social y la represión oficial, Andrés Manuel López Obrador dio la orden terminante al PRD para que ignorara el conflicto oaxaqueño e incluso canceló todos sus actos de campaña en esa entidad, pues quería evitar ser vinculado con el movimiento, lo que podría traerle costos electorales. Sin duda que esa decisión favoreció el avance y consolidación de sectores y grupos radicales y dificultó la construcción de salidas institucionales al conflicto. Cuando pasó la elección y cambió la indicación ya era tarde y la situación estaba muy descompuesta.

Peor aún fue que la necesaria salida del gobernador, vía desaparición de poderes, se frustró porque el PAN, ante la amenaza que existía de evitar la toma de posesión de Felipe Calderón, le concedió todo al PRI para que éste lo secundara, entre otras cosas la continuidad e impunidad de Ulises Ruiz y Mario Marín. Esperemos que en esta ocasión no pesen más las visiones nacionales que el interés del pueblo de Oaxaca por liberarse del cacicazgo más infame y vergonzoso que padece nuestro país.

No será con saliva como se le podrá derrotar al “Nerón del Sur” que malgobierna Oaxaca. Tendrá que ser con votos y por eso sería un acto de imperdonable complicidad con aquél trabajar para que los sufragios de la oposición se dividan. Es obvio que los recursos del estado se están utilizando para cooptar liderazgos que se opongan a la alianza. Por eso digo que en estos momentos veremos quiénes son los verdaderos opositores y quiénes son puro jarabe de pico.


De paso…

Cuauhtémoc y Andrés II. En un artículo reciente desarrollé un contraste entre los dos grandes líderes que ha tenido el PRD. Como respuesta he recibido muchos mensajes y comentarios, a favor y en contra, que mucho agradezco. Quiero decir que no sólo sostengo lo ahí expuesto sino que no resisto abonar aún más al respecto. Cuauhtémoc Cárdenas se forjó como líder popular enfrentándose a un sistema político autoritario en 1987 y 1988, tiempos en lo que eso significaba arriesgar la vida, la libertad, el patrimonio, etc. En cambio, Andrés Manuel López Obrador, si bien era reconocido en el llamado círculo rojo por su exitoso paso por la presidencia del PRD, su popularidad nacional se construyó durante el ejercicio del poder que tuvo como jefe de Gobierno del DF y con la valiosa ayuda de una cobertura favorable y consuetudinaria de las televisoras, similar a la que ahora recibe Enrique Peña Nieto y que hace bien en cuestionar porque rompe la equidad, orienta las preferencias de los ciudadanos y pone en duda la independencia del beneficiario respecto a sus benefactores que por supuesto no son ni fortuitos ni gratuitos… Hace relativamente poco se reunieron los diputados locales electos de los diversos grupos de Izquierda Unida en el DF para desayunar con el jefe de Gobierno en el viejo y magnífico Palacio del Ayuntamiento. Erasto Ensástiga aprovechó la ocasión para pedir que de una vez se eligiera al coordinador perredista en la ALDF e incluso puso sobre la mesa la propuesta de Alejandra Barrales. Ante ello, Alejandro Sánchez Camacho, legislador bejaranista que aspira a ese cargo, pidió la palabra para decir que no era procedente realizar la elección en ese momento porque son parte de “un poder autónomo”, lo cual hizo estallar a Marcelo Ebrard: “Cómo dices eso, vengo escuchando la cantaleta del poder autónomo a Círigo durante tres años y ya estuvo bueno; además, si te consideras autónomo qué haces aquí”. Sobra decir que al “Sombrita”, como se le conoce a Alejandro Sánchez Camacho, no le quedó de otra que pedir perdón y tragarse la autonomía junto con el desayuno… Hay que aplaudir al presidente norteamericano, Barack Obama, por proponer y conseguir la aprobación de Sonia Sotomayor, la primera juez de origen hispano en ser parte de la Suprema Corte de aquel país. Una prueba más de que los cambios profundos no requieren de personajes enardecidos que polarizan a sus sociedades… Alejandro Encinas será el próximo coordinador de los diputados federales perredistas tras ser elegido por unanimidad. Un gesto más por la unidad de parte de Jesús Ortega, pues el bloque de Nueva Izquierda-ADN recabó 39 firmas de los 71 diputados y habrían ganado la votación si ésta se hubiera realizado. No tengo dudas de la capacidad y estatura políticas de Alejandro, pero sí de su grado de independencia respecto a AMLO. También las tengo sobre si ello realmente contribuirá a la unidad o sólo se trata de la toma de trincheras para la batalla que viene, y si los ánimos unitarios, que deben celebrarse, no se pervertirán al grado de establecer pactos de connivencia, de conservación de privilegios, y por lo mismo se posponga una vez más la transformación radical del PRD y la llamada refundación acabe siendo una simulación. Tales dudas serán pronto despejadas… En tiempos pasados a los que no debemos regresar, se pretendían justificar los golpes de Estado en América Latina con el sanbenito de combatir al comunismo. Ahora, de manera más o menos encubierta, más o menos vergonzante, quieren hacer lo mismo pero con el nuevo fantasma del “chavismo”. Con independencia de los juicios y cuestionamientos que se pueden hacer a los gobiernos identificados con el régimen venezolano resulta indispensable mostrar una indubitable convicción democrática e insistir en la reinstalación de Manuel Zelaya al frente del gobierno en Honduras para que termine su mandato y la elección sucesoria no sea cuestionada de origen. Por eso es de celebrarse y no deja de ser significativo que Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador hayan coincidido en ese punto. El escándalo mediático por una frase pronunciada por el presidente derrocado en un mitin con público obradorista es pura frivolidad y no tiene la menor importancia… De manera extraña, incomprensible diría yo, intervino López Obrador para que el próximo coordinador del PT en la ALDF no fuera el dirigente histórico de ese partido en la Ciudad de México, Arturo López Cándido, mejor conocido como “El Archie”, sino que el nombramiento recayese para tal puesto en el siniestro y truculento personaje, mentor e ideólogo de los hermanos incómodos y operador de la contrainsurgencia contra el EZLN en Chiapas, llamado Adolfo Orive. ¿A cambio de qué le hizo ese favor al Clan Salinas?... Sufrido, pero el triunfo de la Selección Mexicana a Estados Unidos supo a gloria…

domingo, 2 de agosto de 2009

AL CONSEJO NACIONAL DEL PRD

Las elecciones del 5 de julio fueron las más difíciles que haya enfrentado el PRD en su historia. Por una parte, pagó el costo de la implementación de una línea política desastrosa que comenzó con el Plantón de Reforma y que continuó con discursos amenazadores, amagos de violencia, tomas de tribuna, expresiones de odio y resentimiento, ansias de de atrofiar las instituciones y descomponer la vida política del país, lo cual alejó a millones de ciudadanos que nos dieron su confianza en el 2006. Por la otra, un grupo de compañeros trabajó, desde dentro y desde fuera, para la derrota electoral del partido.

De poco sirvió que los órganos de dirección hayan aprobado llevar a cabo una política distinta y que incluso el Congreso Nacional resolviera de manera unánime que se trabajara para llegar a los grandes acuerdos en el Poder Legislativo, cuando su principal figura y ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, llamaba a hacer exactamente lo contrario sin otra legitimidad que votaciones mitineras a mano alzada. Por eso es que los rechazos contra el partido y contra el ex candidato presidencial crecieron de la mano, según consta en todas las encuestas conocidas.

No negamos las fallas que pudieron cometerse durante la campaña y que deberán analizarse con cuidado, ni tampoco los problemas estructurales y las prácticas viciadas que ocurren en el partido y que son reproducidas en mayor o menor medida por los distintos liderazgos y corrientes, pero resulta evidente que lo fundamental de la derrota del PRD está en otra parte, en los excesos inadmisibles de un personaje que hace tres años impulsó a la izquierda hacia su crecimiento y ahora la llevó al despeñadero por no saber como manejar su derrota, aunque ésta fuera ciertamente controvertida y con dudosos resultados..

Nada puede exculpar la labor de zapa ni la desobediencia abierta y pública a los acuerdos mayoritarios del partido por parte de Andrés Manuel López Obrador y de sus incondicionales, mucho menos aún la deslealtad que tuvo hacia el PRD al llamar a votar por otros partidos y alentar la fuga de candidatos. El país desapareció por completo de sus preocupaciones y se avocó a tratar de demostrar que los votos de la izquierda eran fundamentalmente suyos. Más allá de la evidencia de que falló en sus cálculos y que sólo haya servido para constatar lo que ya se sabía -que el conflicto, la división y la confusión provocarían la derrota de todos- con esa actitud reveló su verdadero tamaño. En lugar de disputar la nación, se avocó a enfrentar a Nueva Izquierda en su guerrita particular.

Tan grave como lo anterior fue la inoculación de odio entre compañeros. Para AMLO no puede haber otra posición distinta a la suya que sea legítima. Del pensamiento único brotan los autoritarismos y su “movimiento” no es la excepción. Según su humor, el que discrepa de él es “traidor”, “colaboracionista” o “mafioso”. Con ello hizo que se identificara al enemigo en casa y se diera paso a una lucha fraticida sin cuartel. El clima de linchamiento y persecución inquisitorial de tufo estalinista generado por él regresó a la izquierda a épocas sectarias que se creían ya superadas, al grado cometer el tremendo despropósito de hacer de las elecciones constitucionales recientes una continuación de la disputa interna por la dirección del partido.

Por eso, AMLO decidió apoyar al PRD sólo en donde tiene hegemonía, en el DF y en Tabasco. En el resto de las entidades respaldó al PT y Convergencia. Con ello mostró no sólo que lo único que le interesó fue sacar adelante a los candidatos de su facción sino también que buscó perjudicar a los que no lo eran. Prefirió contribuir al triunfo del PRI y del PAN en los lugares en el que el partido postuló a alguien de una corriente distinta a la suya. De ahí que hasta en bastiones perredistas se haya atrevido a hacer mítines a favor de fuerzas pequeñas, pero que podían ser la diferencia, tal y como en muchos casos sucedió. El enemigo de Andrés Manuel en el 2009 no fue Calderón ni Peña Nieto, no fue ni el PAN ni el PRI, fue la izquierda que no se arrodilla ante el púlpito de la presidencia legítima.

Pero López Obrador no sólo se derrumbó a sí mismo arrastrando a la izquierda que lo apoyó en el 2006. Con ello le abrió el camino al PRI para recuperarse después de su debacle en la elección presidencial. Nadie tenía mejores condiciones para fortalecerse como opción y capitalizar la crisis ante la manifiesta incapacidad de la administración calderonista para hacer frente a los graves problemas nacionales que Andrés Manuel López Obrador. Por desgracia, optó por implementar una política diametralmente opuesta a la que llevó a cabo al frente del PRD y en la jefatura de Gobierno. Los resultados están a la vista. En su bastión, el Distrito Federal, donde se aplicó a pie juntillas su política, el PRD perdió más del 40% de su votación.

Es para reflexionar seriamente que tres años después de que estuvo a punto la izquierda de tener su primer triunfo presidencial, ahora más del 80% de la población haya votado por partidos de derecha no obstante la crisis que está pegando durísimo a las clases populares y medias y que el paradigma neoliberal está en bancarrota. ¿Por qué la gente no volteó a ver al principal opositor y adversario de Felipe Calderón ante los evidentes fracasos de éste, aún cuando Andrés Manuel haya sido el político con más spots de radio y televisión? ¿Por qué los ciudadanos están volteando hacia el pasado autoritario? ¿Por qué la izquierda que entusiasmo a tantos hace tres años ahora perdió la confianza de muchos de ellos?

El PRD está obligado a transformarse para recuperar la credibilidad perdida. Pero eso no lo va a lograr si piensa construir lo nuevo encima de la impunidad y el cinismo. Hemos llegado al punto en el que estamos precisamente por la no aplicación de nuestras normas. Si queremos verdaderamente cambiar empecemos por aplicar el Estatuto sin distingos. La igualdad ante la ley y el fin de los privilegios son preceptos fundacionales de la izquierda, desde que ésta fue nombrada durante la celebración de Los Estados Generales en los albores de la Revolución Francesa. Esto tiene además una significación especial en México, pues este es el país de la impunidad y basta ver a Ulises Ruiz y Mario Marín tan quitados de la pena para tener una pequeña muestra de que para los poderosos no existe la ley. Andrés Manuel López Obrador violó con plena conciencia los Estatutos del PRD y debe ser sancionado, como se hizo con más de mil quinientos militantes. La excepción ofende a todos.

Se habla de no cumplir la ley en pos de un acuerdo que le regresé al PRD la unidad perdida. Pero para que haya acuerdo se necesitan dos y hasta la fecha nadie sabe a qué se compromete Andrés Manuel López Obrador, el principal causante de la división en el PRD. ¿Qué garantía hay de que ahora si va a respetar las resoluciones de los órganos de dirección? ¿O de qué no va a apoyar a candidatos de otros partidos en las elecciones locales del próximo año? ¿O de perdida de que no va imponer por sobre las decisiones del Grupo Parlamentario la toma de tribunas? Se le ofrece la impunidad, que siempre es perversa, a cambio de nada.

En lugar de engañarnos con una falsa unidad que no pasa de ser un buen deseo, el PRD debe construirla bajo el principio del cumplimiento de la legalidad y de compartir un programa, una línea política y una propuesta organizativa. Andrés Manuel debe ser sancionado con la cancelación de su afiliación, tal y como dice el Estatuto. Si de verdad quiere seguir en el PRD que pida su reafiliación como cualquier otro compañero y dé muestras de que no va a repetir la historia.

Una cosa es segura: más vale renunciar a la fuerza que todavía conserva AMLO a seguir en la esquizofrenia y la convivencia salvaje que hoy priva en el partido. Con Andrés o sin Andrés el modelo organizativo ya está agotado. La diversidad de las izquierdas requiere de un nuevo modelo de partido que reconozca la necesidad de otorgar mayor autonomía a sus corrientes de pensamiento. Por eso consideramos que la única forma de darle viabilidad al PRD en estos momentos es que se transforme en un Partido-Frente, cuyas partes converjan en las elecciones, pero en donde cada una de ellas aplique su propia política.

Es imperativo discutir la política de alianzas de cara a las elecciones del próximo año. Para vencer a gobernadores como Ulises Ruiz o Mario Marín y evitar que éstos hereden el cargo resulta evidente la necesidad de buscar alianzas con toda la oposición. Es decir, construir coaliciones con el PAN en esos estados. Aunque sean en una fecha posterior, ese mismo razonamiento se puede hacer para enfrentar al Yunque en los estados de Jalisco y Guanajuato.

También habrá que valorar la pertinencia de mantener el desconocimiento al gobierno de Felipe Calderón cuando todos nuestros gobernadores se han reunido con él, los legisladores de todas las corrientes interactúan cotidianamente con el gabinete, y la Dirección Política Nacional del partido por acuerdo unánime se reunió con el Secretario de Gobernación en Bucareli. En lugar de simular, sería importante establecer reglas y criterios para que esa relación que en los hechos se da sea transparente, con agenda y objetivos claros y termine siendo productiva para los ciudadanos.

Para volver a hacer empatía con la sociedad y ser una izquierda que entusiasme es indispensable que el PRD recupere su ímpetu reformador. Para ello debe cumplir con su programa donde gobierna y ser una oposición firme, crítica y propositiva que impulse los cambios en los demás lugares. Nuestros gobiernos son la mejor vitrina que tenemos y hechos lamentables e indefendibles como la razia contra los jóvenes que originó la tragedia del News Divine nos golpearon fuertemente en la credibilidad. El Congreso Nacional es la oportunidad que tenemos para revisarlo todo. Quizás, la última



¡Democracia ya, Patria para todos!


NUEVA IZQUIERDA SOCIALDEMÓCRATA