lunes, 26 de octubre de 2009

LOS 10 PUNTOS IMPRESCINDIBLES DE LA REFUNDACIÓN DEL PRD

Fernando Belaunzarán

1.- Instrumento de transformación. El PRD debe volver a ser el motor de los cambios en el país. Resulta una contradicción insostenible que un partido de izquierda se convierta en elemento del status quo en lugar de servir como instrumento de la sociedad para la transformación de la realidad en el contexto de autoritarismo, pobreza, injusticia, crisis, corrupción, inseguridad, privilegios insultantes, impunidad, concentración de la riqueza que, entre otros males, padecemos como nación. Por eso es que el Programa del partido debe orientar a gobiernos, legisladores y dirigentes perredistas sin excepción para orientar la actividad transformadora. Y también, por ello, es imprescindible dirigir esfuerzos para el cambio de régimen, pues es evidente que el actual favorece el inmovilismo y se ha mostrado incapaz de enfrentar con mínima eficacia los graves problemas nacionales. La República sufre por un lado el estancamiento de un sistema que dificulta la conformación de mayorías estables en los órganos parlamentarios y por el otro la implantación de verdaderos cacicazgos estatales por parte de gobernadores que asumen el papel de verdaderos señores feudales que deciden en sus entidades sobre todo y no le rinden cuentas a nadie. México debe encaminarse hacia la construcción de un régimen parlamentario, si bien de manera transitoria podría avanzar hacia allá mediante la implementación de uno semipresidencialista o semiparlamentario.

2.- Acuerdos Nacionales. Sólo será posible redefinir al Estado mexicano en la lógica de su democratización construyendo acuerdos nacionales con las demás fuerzas políticas e involucrando a la sociedad civil y a la opinión pública en la discusión de los diversos temas. Es evidente que la atrofia y disfuncionalidad del régimen no le sirve a nadie y que, por lo mismo, los grandes acuerdos se han vuelto no sólo deseables sino también necesarios y apremiantes. Se requiere mostrar visión de Estado y estar a la altura de las circunstancias, tal y como, por citar dos ejemplos conocidos, se observó en España o en Chile tras sus respectivas dictaduras. Es por la ruta del diálogo, la negociación y el acuerdo como se puede cambiar al país y no por la vía de los decretazos que nos regresan al presidencialismo arcaico y autoritario. Pero para ello, el PRD debe acreditar que puede hacer a un lado la lucha facciosa y anteponer el interés nacional al deseo de satisfacer agravios, cobrar cuentas pendientes o pensar en rentabilidades electorales bajo el cálculo de que otros paguen los costos de asumir decisiones difíciles. Por tanto, debe ser parte de las soluciones y no utilizar la puerta falsa y perversa de alentar la descomposición política y social del país para luego cosechar hipotéticos beneficios. En la medida en que actuemos con responsabilidad, pensando en primer lugar en la gente y en el país, los ciudadanos valorarán positivamente nuestra actuación y se incrementará nuestra competitividad en los comicios.

3.- Izquierda moderna. El PRD debe representar una izquierda moderna que aprende de la historia, que deja atrás prejuicios y resabios y se atreve a pensar de manera distinta y novedosa, que, lejos de aislarse, interactúa con el mundo y le da seguimiento a otras experiencias para sacar de ellas enseñanzas. En ese sentido, su compromiso con las libertades y la democracia debe ser contundente e inequívoco. Eso significa pugnar por la desconcentración del poder y el establecimiento de equilibrios y contrapesos; promover la transparencia y la rendición de cuentas; no alentar o promover caudillismos; combatir la intolerancia y la persecución de cualquier persona por sus ideas -sea militante o no del partido-, defendiendo en todo momento su derecho a expresarlas aunque no las compartamos; enarbolar la defensa de los Derechos Humanos en todos los rincones del planeta; expresar sin ambages nuestra convicción de que la única vía legítima para acceder al poder es por el voto ciudadano; y manifestar el repudio a toda forma de clientelismo y corporativismo, absteniéndonos de reproducir esos vicios en nuestro beneficio. En el plano económico se debe asumir que la forma más efectiva de redistribuir la riqueza es mediante el gasto social proveniente del presupuesto público, el cual necesita de impuestos y crecimiento económico para contar con recursos suficientes. Por ello, el PRD debe pelear por la desaparición de privilegios fiscales; por conciliar los derechos laborales con las necesidades de productividad y competitividad; por acabar con los monopolios y que la competencia favorezca a los consumidores; por democratizar los sindicatos y transparentar sus recursos; por impedir la intervención política del gobierno en agravio de la autonomía sindical; por impulsar políticas que favorezcan la inversión nacional y extranjera; por erradicar la corrupción y la impunidad de delincuentes de cuello blanco. Brasil y Lula bien puede ser un modelo para el PRD en muchos aspectos. En como la izquierda accede al gobierno nacional y ejerce el poder con responsabilidad y visión de futuro, combatiendo la pobreza, garantizando alimentación para los sectores desprotegidos, tomando medidas abiertas y heterodoxas para generar crecimiento económico y respetando en todo momento las reglas y el espíritu de la democracia. Así mismo, sería conveniente que PEMEX estableciera convenios de vinculación e intercambio con PETROBRAS y aprendiera de la exitosa experiencia de está empresa.

4.- Nueva imagen. Resulta indispensable que el PRD busque convencer y recuperar a amplios sectores del centro político y de las clases medias que se alejaron después de la elección presidencial, pues de lo contrario el PRI con Peña Nieto u otro candidato serán los que disputen la conducción del país con la derecha en el poder. Para ello se hace indispensable cambiar la imagen del partido que se ha hecho predominante en el imaginario social y que ha traído como consecuencia el crecimiento del rechazo ciudadano. Para dejar de ser visto como una organización rijosa y conflictiva es indispensable el compromiso absoluto de moverse en el plano de legalidad y la lucha institucional. En ese sentido, el PRD no puede avalar acciones de fuerza que contradigan su convicción democrática. Por ello, debe guiar las manifestaciones de protesta que permite la Constitución por el sendero que siguió la lucha contra el desafuero, en la cual se evitó en la medida de lo posible la afectación a terceros, no se tomaron oficinas públicas ni se obstruyó el funcionamiento de las instituciones ni se cerraron vialidades. Las imponentes manifestaciones, los actos valientes de personas que mostraban pancartas al paso del Presidente y el avance de nuestros argumentos en la opinión pública lograron una victoria contundente. En cambio, los bloqueos y plantones en avenidas, la toma de tribunas y el lenguaje pendenciero e inflamante sólo ha logrado debilitar al partido. En la resistencia civil pacífica no todo puede estar permitido y sus márgenes deben marcarse por la legalidad y el sentido de ganar simpatías y no perderlas. El PRD debe poner acento en sus ideas y concentrarse en ganar debates de cara a la nación antes que presionar con la fuerza y el chantaje. Respetar las reglas de la democracia y reconocer un resultado adverso al perder una votación no debilita. Finalmente la ciudadanía evaluará la actuación de cada una de las fuerzas con su voto y es ahí donde se demuestra que es más importante convencer que vencer.

5.- Alianzas. La estructura clientelar de muchos gobernadores que han construido verdaderos feudos en sus estados hace imposible derrotarlos electoralmente si no se unifica la oposición para hacerles frente. La alternancia en dichas entidades sería una oportunidad para impulsar la transición democrática hasta hoy desconocida en esas tierras. El poder de los gobernadores es tal que controlan a los demás poderes del estado, a los órganos llamados autónomos, a diversos medios de comunicación y hasta partidos de oposición. Por eso se hace apremiante tener una agresiva política de alianzas que permita disputar las gubernaturas al partido oficial de la entidad mediante la conformación de una coalición opositora lo más amplia posible que le haga frente cacicazgo local en el poder. En todos los casos, las alianzas construidas deberán suscribir públicamente un programa de gobierno de transición que incluya tanto reformas democráticas como medidas de política social para proteger a los sectores más necesitados de la población.

6.- Congruencia. El PRD debe tener mayor control sobre las políticas de sus gobiernos y el desempeño de sus legisladores. Todos deben cumplir con el Programa del partido sin excepción. Los perredistas tenemos la obligación de ser congruentes. Lo que exigimos como oposición lo debemos dar como gobierno y se tiene que terminar con la vergonzosa reproducción de las viejas prácticas priístas. Por eso, nuestras administraciones tienen el compromiso de ser más democráticas, más tolerantes, más incluyentes que las de otros partidos, así como erradicar privilegios, autoritarismo, corrupción e impunidad. El PRD debe gobernar de manera diferente y sus legisladores defender con firmeza las posiciones del partido sin dejarse seducir por el poder. Por tal motivo, el Consejo Nacional deberá efectuar en una sesión especial realizada cada tercera semana de febrero la evaluación anual del desempeño de gobernantes y representantes populares, a partir de informes que por obligación presenten los Consejos Estatales, excepto en el caso de los legisladores federales que deberán ser evaluados directamente por el órgano nacional. Aquellos que no cumplan con el Programa y los Principios del PRD se les debe impedir que vuelvan a ser candidatos del partido, a menos por un par de elecciones constitucionales.

7.- Educación. La formación política debe pasar de ser una prioridad en los discursos para serla en los hechos. El Instituto de Formación Política debe fusionar a todas las escuelas y centros de investigación partidarios y establecer cursos obligatorios para gobernantes, dirigentes y legisladores. Es preciso mejorar el perfil de nuestros líderes, representantes y miembros de la administración pública, así como generar identidad y cohesión a través de la comunión de visiones y propuestas. No es posible que el partido siga cayendo en subejercicio en el rubro de Actividades Específicas que por obligación de ley está obligado a utilizar en educación política. La formación debe ser vista como una obligación doble: del partido para proporcionarla y de los militantes para acceder a ella. Por tanto, una vez establecidos los mecanismos para ponerla a disposición del que la solicite será un deber tomar los cursos y quien no lo haga tendría que ser sancionado al punto de impedírsele ser candidato.

8.- Elección de dirigentes y candidatos. La principal fuente de conflictos en el partido es la celebración de elecciones universales, directas y secretas para elegir dirigentes y candidatos. Además, está visto que ese método no garantiza tener ni a los mejores abanderados ni a los mejores dirigentes partidarios. Se requiere, por tanto, tener mecanismos que en lugar de premiar el clientelismo promueva la valoración del mérito, la trayectoria, el compromiso y la capacidad. Por eso, no sólo la unidad del PRD sino también su correcto desempeño pasa por revisar sus formas de elección. Nuestra propuesta toma a la sección electoral como punto de partida de la estructura del partido y de la conformación de los respectivos Colegios Electorales. Por cada sección electoral se constituiría una asamblea, la cual elegiría un consejero municipal que a su vez tendía un voto en el colegio electoral del municipio. El Consejo Estatal se conformaría por los consejeros elegidos en los municipios, los cuales además serían delegados al Congreso Nacional. El Consejo Nacional se integraría con los consejeros elegidos a su vez en los Consejos Estatales más aquellos nombrados por el Congreso Nacional. Los presidentes, secretarios generales y miembros de las direcciones municipales y estatales se elegirían en los consejos respectivos mediante representación proporcional, excepto el presidente y el secretario general nacionales, quienes serían electos en el Congreso Nacional. Los candidatos uninominales se elegirían por un método mixto: 50% encuesta y 50% votación del Colegio Electoral en el ámbito del que se trate. La selección del candidato a la Presidencia de la República seguiría el mismo procedimiento, pero en ese caso el Congreso Nacional fungiría como Colegio Electoral. Los candidatos plurinominales se elegirían por los consejos respectivos.

9.- Unidad. El Partido Frente es la mejor opción para coexistir en la diferencia y reconocer a cada parte su derecho a realizar su propia política y mantener un margen considerable de autonomía, sin que eso signifique renunciar a la posibilidad de acordar una línea política común y enfrentar juntos los procesos electorales. Por eso es que mantenemos esa propuesta. De no prosperar, se debe asumir entonces que la mayoría tiene el derecho y la obligación de conducir al partido y si bien las minorías deben ser integradas, éstas no pueden contrariar públicamente -mucho menos obstaculizar o llevar a la práctica posiciones distintas- a las políticas decididas por los órganos de dirección. Las minorías tienen derechos y pueden expresarse con toda libertad al interior del partido, pero están obligadas a cumplir las resoluciones que se tomen por mayoría. En cualquier caso, con Partido Frente –que es lo ideal- o no, se deben fortalecer los órganos colegiados para garantizar la dirección colectiva del partido en todos sus ámbitos y en todo el territorio nacional.

10.- Legalidad. El cumplimiento de la legalidad no puede seguir siendo arbitrario y caprichoso. No puede haber justicia cuando las normas se aplican discrecionalmente y algunos gozan de impunidad. Los primeros obligados a respetar el Estatuto son los líderes, dirigentes, gobernantes y representantes populares. Si ellos no cumplen con la legalidad entonces no tendrán autoridad moral para hacerla cumplir en la militancia. Quien inflija las reglas debe ser sancionado trátese de quién se trate. Los privilegios son propios de la derecha y con justa razón ofenden a la sociedad. ¿Cómo podemos decirle a los mexicanos que vamos a hacer cumplir la Constitución y las leyes si ni siquiera eso hacemos con las normas propias? De la misma manera que debemos mostrar ante la sociedad nuestra convicción de movernos siempre en el marco de la legalidad, así también debemos dejar clara constancia de que eso mismo debemos hacer al interior del partido. La unidad debe partir de la convicción compartida de que la regulación de la convivencia está determinada por reglas asumidas por todos, cuyo cumplimiento no puede estar sujeto a chantajes o a presiones de ningún tipo y, en consecuencia, se eviten complicidades para violarlas. Por ello, la Comisión Nacional de Garantías y el Servicio electoral deben dejar de estar conformadas por cuotas de las distintas corrientes que hacen que sus miembros tengan como misión principal defender los intereses facciosos de quienes los propusieron antes de vigilar el cumplimiento estricto del Estatuto. Es en ese sentido que tales órganos deben conformarse por una sola persona de honorabilidad incuestionable que sea aprobada con un porcentaje mínimo del 75% de los votos del Consejo Nacional. Además, sería de gran utilidad permitir que organismos de la sociedad civil verifiquen la aplicación de la legalidad interna sin distingos.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Querido Fernando,

No quise pasar la oportunidad de escribir unas reflexiones a propósito de los 10 puntos para la refundación del PRD.

A continuación los comento siguiendo la numeración que le has otorgado (ver ventana posterior).

Espero que te encuetres bien, y que pronto podamos coincidir en México.

Abrazo,
Marcos.

Unknown dijo...

1) Instrumento de transformación. Me parece muy atinado tu razonamiento sobre la necesidad acaso impostergable de romper la inercia con la que el PRD se ha venido desenvolviendo. El Partido se jacta de ser uno progresista, pero más bien ha caído en lo que yo llamo “conformismo ideológico”. Por otra parte, difiero en que nuestro país debe formular la posibilidad de construir un sistema parlamentario. Más bien, considero que México debe de continuar con su proceso de maduración sistémico y generar mecanismos de transparencia mediante el cual el juego de pesos y contrapesos tenga sentido en nuestro país. Transparencia del poder y no complejidad del mismo es lo que debiera distinguir a nuestro sistema político.

2) Acuerdos nacionales. Coincido plenamente con las verdades que esgrimes. Ahora bien, ¿cómo hacer para que los dirigentes perredistas sigan este patrón de comportamiento? ¿Qué tipo de “candados” se necesitan para que la lucha (natural, mas no por ello constructiva) de facciones se transforme en una que privilegie elementos que lleven a la consecución de los programas fundacionales del PRD nuestro sistema político? Sería bueno saberlo.

3) Izquierda moderna. Me parece que uno de los elementos que distingue a un partido político de izquierda moderna es la capacidad de generar consensos con otras fuerzas políticas sin la necesidad de comprometer su ethos. Y mientras el PRD use una bandera política que en ocasiones pareciera arcaica, la generación de acuerdos será una cortoplacista. Ahora bien, sobre el plano económico, difiero contigo en que la forma más efectiva de redistribuir la riqueza es mediante el gasto social. Me parece que la mejor forma de hacerlo es mediante la generación de empleos, claro, sin dejar de invertir en el gasto social. Y no creo necesariamente que los impuestos sea una solución óptima, pues eso genera una disminución en el consumo interno. Más bien yo le apostaría a la deuda pública, sobre todo en un país como el nuestro en donde su deuda es relativamente baja. En pocas palabras: gasto social sí, pero también simplificación de nuestro sistema jurídico, mecanismos de transparencia, y otras medidas que promuevan la generación de empleos y por tanto consumo interno.


4) Nueva imagen. Como estudioso del derecho no puedo sino coincidir contigo sobre la necesidad imperante de apostar sobre el fortalecimiento del Estado de derecho como una condición sine qua non para la transformación de un país como el nuestro. Sin una cultura de la legalidad (que el Partido mismo promueva y genera como consecuencia) nuestro país seguirá promoviendo corrupción, misma que ya es un caso endémico.

Unknown dijo...

5) Alianzas. Si no hay claridad en la construcción de alianzas, el Partido podría caer en el oportunismo político. De ser así, éste dejará de ser partido político para pasar a ser una prebenda política. Pero las alianzas, en efecto, son mecanismos políticos que pueden tener un impacto positivo.

6) Congruencia. Lo ideal es que los dirigentes del PRD tuviesen una perspectiva amplia y de largo plazo para saber que, la buena gobernabilidad es casi una garantía de seguir en el gobierno.

7) Educación. Recuerdo el curso de formación política al que acudí en 1998 (cuando la Dra. Raquel Sosa Elízaga era la Secretaría de Formación Política del PRD). Al respecto, puedo afirmar que dicho curso ha sido de los mejores a los que haya asistido en mi corta vida, aunque quizás fue el único al que asistí como integrante de este Partido. En él, no sólo conocí más a mi propio país, a aquella gente en la marginalidad social, sino que también me convencí de que el PRD jugaba un papel de fundamental importancia para el desarrollo de nuestro propio país. Hoy día, la pregunta que me hago es “¿cuál de los tres partidos políticos más importantes de México es el menos peor?”, en contraste con la formulación opuesta lógica sobre cuál de éstos es el mejor, o bien, concramente, si el PRD sigue siendo el mejor. La formación política es pues una inversión que se debe tomar en serio, y no sólo en papel.

8) Elección de dirigentes y candidatos. Es una propuesta concreta y me parece sana. Espero se valore como tal. Te aseguro, sin embargo, que la primera reacción será que la propuesta antidemocrática. A ello yo contestaría con una pregunta, a saber, ¿acaso es mejor contar con procesos electorales democráticos pero que no sirven sino solo para refrendar quién tiene más poder de compra, o bien mecanismos que son ciertamente más estrictos pero que al mismo tiempo generan transparencia y efectividad? Me parece que lo segundo podría ayudar al PRD.

9) Unidad. Me parece un punto congruente con lo que el PRD ha querido impulsar.

10) Legalidad. Ya comenté sobre este punto anteriormente. La legalidad es un requisito indispensable para el desarrollo de cualquier ente público o privado. Sin él cualquier ente tendrá una vida amorfa, esto es, una vida sin luz propia y más bien conectada a un respirador artificial. Cuando menos lo espere uno, dicho respirador podría dejar de funcionar.

Anónimo dijo...

Tocayo. Te envìo un saludo y también comentarte que en general comparto tus apreciaciones sobre la refundación del PRD. Solamente considero que las alizanzas no solo deben darse en el àmbito partidista. Me parece que un nuevo partido de izquierda tiene que hacer alianzas con las organziaciones sociales, pero no a la vieja usanza de todo gira en torno al partido, sino màs bien como una alianza de iguales donde el partido sea solo un integrante más. Fernando Silva