miércoles, 16 de diciembre de 2009

ARCE Y CÍRIGO

Fernando Belaunzarán

René Arce y Víctor Hugo Círigo decidieron, junto con otros compañeros también valiosos, salir del PRD. Su ausencia deja un hueco difícil de llenar, pues no sólo se trata de personajes que han tenido importantes responsabilidades, que son fundadores y cuya contribución resultó esencial para que la izquierda ganara en tres elecciones consecutivas el gobierno de la Ciudad de México sino que también representan una posición política propia, la socialdemócrata, que han sabido defender con firmeza y valentía a pesar de los costos, pues al hacerlo tuvieron que enfrentar a caudillos y gobiernos poderosos. Es más, se podría decir que más que irse se les sacó del partido desde el momento en que se implementó una política de Estado por parte del GDF, misma que fue alentada por el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, para aplastar al grupo político que ellos encabezan en el Distrito Federal.

Círigo y Arce iniciaron su actividad política en la izquierda revolucionaria y clandestina en las épocas de la “guerra sucia”. Luego se formaron en el trotskismo e ingresaron al Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ambos tuvieron una intensa actividad sindical que los llevó a sufrir persecuciones. Su cercanía con Valentín Campa los sensibilizo de la necesidad de promover la confluencia de las izquierdas para enfrentar en mejores condiciones al sistema autoritario del PRI-Gobierno, por lo que participaron en el PSUM, en el PMS y, por supuesto, en el PRD. A diferencia de otros, observaron con detenimiento la caída del Muro de Berlín y sacaron lecciones de la derrota del llamado “socialismo real”. De ahí que se hayan convencido de que el camino para la transformación pasa por el voto y por la lucha institucional y que la izquierda debe comprometerse con la democracia y las libertades para ser congruente consigo misma. Así también, entendieron que el estatismo y los populismos son lastres para el desarrollo económico y que es necesario buscar incidir positivamente en un mercado no omnipotente ni autárquico, pero tampoco asfixiado o sometido, y que la redistribución de la riqueza es mucho más efectiva cuando se incentiva su generación y a la par se fomenta la economía social con figuras como el cooperativismo. Por ello es que adoptaron la ideología de la socialdemocracia.

Su trabajo en Iztapalapa viene desde la década de los 80, cuando esa demarcación era un bastión de caciques priístas poco civilizados que acostumbraban imponer su hegemonía a punta de pistola. En esas difíciles condiciones hicieron campaña por el ingeniero Cárdenas en 1988 y construyeron el PRD en medio de amenazas y represión que, por cierto, era operada por algunos de los que hoy están en las filas del perredismo sirviendo a los mismos –y también combatiendo a los mismos- de aquel entonces.

La presencia de René Arce en Iztapalapa quedó más que acreditada cuando fue candidato a jefe Delegacional y obtuvo más votos que Andrés Manuel López Obrador en el año 2000, el cual pudo vencer a Santiago Creel gracias precisamente a los sufragios que le dieron los iztapalapenses. Sin embargo, el hecho de que Arce y Círigo no hayan sido gobernantes agachados ni sumisos motivó el recelo de López Obrador, entonces jefe de Gobierno, que, como es del dominio público, exige obediencia ciega. Pero no fue sino hasta después del 2006, cuando la estrategia de confrontación rabiosa, atrofia de las instituciones y descomposición del ambiente político que impulsó el ex candidato presidencial se topo con la oposición de buena parte del PRD y René Arce asumió un importante protagonismo en el cuestionamiento de esa dinámica suicida para el partido y perniciosa para el país, que AMLO emprendió una campaña de hostigamiento y persecución contra el equipo político del Senador de la República que contó con la participación entusiasta de Marcelo Ebrard que tomó la autonomía de la IV legislatura de la ALDF, encabezada por Víctor Hugo Círigo, como un agravio personal.

El equipo de René Arce estuvo en la primera trinchera de la lucha por evitar la imposición del candidato del caudillo a presidente nacional del PRD. El apoyo a Jesús Ortega y la no aceptación a que la línea política del partido se dictara en votaciones a mano alzada realizadas en plaza pública generaron un ambiente hostil en el lugar en el que el obradorismo mantiene mayor fuerza. El momento de ajustar cuentas se dio en las elecciones internas del 2009 en las que todo el aparato y los programas sociales del DF se pusieron al servicio de una coalición de tribus conformada en las oficinas del jefe de Gobierno a iniciativa de la presidencia legítima para arrasar a los precandidatos afines al senador Arce. Hay que reconocer que Andrés Manuel y Marcelo demostraron en el 2009 ser mucho más efectivos en golpear a sus adversarios internos que en enfrentar al PRI y al PAN.

Es verdad que René no midió correctamente la correlación de fuerzas ni el tamaño del operativo que se le venía encima y que pudo aceptar un acuerdo que aunque desventajoso le aseguraría mantener una influencia considerable en la ciudad; pero eso de ninguna manera justifica las elecciones de Estado que implementó un gobierno que debería deberse a la lucha por la democracia que el PRD capitalizó para ser el primer gobierno electo de la capital de la república. Además, al ayudar a eliminar al contrapeso de AMLO en el DF, Marcelo acentúo su dependencia a éste y evitó convertirse en punto de equilibrio que le hubiera dado un margen de autonomía que, como se constató en el reciente nombramiento de Clara Brugada, hoy no tiene.

El sello del equipo arcista se vio con claridad en la actuación sobresaliente de Ruth Zavaleta al frente de la Cámara de Diputados y en la conducción de la IV legislatura de la ALDF que ha sido, sin duda, la más productiva hasta ahora y la que pudo expresar de manera más nítida y contundente el perfil de izquierda libertaria de la capital del país. Víctor Hugo Círigo resistió presiones e intentos golpistas durante los tres años que estuvo al frente del legislativo local por defender la autonomía de ese órgano y no permitir que lo que corresponde según facultades y atribuciones al parlamento se decidiera en las oficinas de gobierno como suele suceder en las demás entidades de la república y como ahora también acontece en el DF. La Ley de Sociedades de Convivencia, la despenalización de la interrupción del embarazo, la tipificación de los crímenes de odio, el divorcio Express, el fortalecimiento del poder judicial, La Ley de protección a los no fumadores más audaz del país e incluso la restauración del patrimonio histórico que representan los recintos que utilizan los diputados locales fueron posibles gracias a que decidió no someterse y supo construir acuerdos con todos los grupos parlamentarios para bien de los capitalinos. La venganza, como vimos, vino después.

El 2012 se ve difícil para la izquierda en virtud de que el ex candidato presidencial prefirió enervar al voto duro y jugar de manera pusilánime y vergonzante a la revolución antes que mantener la enorme base social que lo había apoyado. Más aún cuando decidió “depurar” al movimiento y perseguir a sus críticos. Hoy se van René Arce y Víctor Hugo Círigo porque pagaron las consecuencias de decir “no” a Andrés Manuel López Obrador y a Marcelo Ebrard, de expresar su opinión sin tapujos y no aceptar las facultades metalegales que se adjudican estos poderosos dirigentes. Es una lástima la imposibilidad que tienen tales “prohombres” de coexistir con la pluralidad y, por lo mismo, que sólo acepten una relación de incondicionalidad con el resto de los mortales. Es evidente que pueden congeniar con todo, menos con la independencia de criterio.

René Arce y Víctor Hugo Círigo asistieron al Congreso Refundacional del PRD y participaron de los debates. La legítima y valiosa aspiración de la unidad dejó a un lado la posibilidad de resolver el problema de la estrategia y la identidad partidarias. Esa indefinición acabó por convencerlos de que su ciclo en el PRD había terminado. Se van a construir algo nuevo junto con Ruth Zavaleta y otros valiosos dirigentes de la izquierda. Para los que nos quedamos en el PRD, pero compartimos ideas y aspiraciones de una izquierda que sea congruente con sus banderas democráticas y libertarias, lamentamos esa decisión aunque comprendamos y compartamos muchas de sus razones. No me queda sino desearles suerte, mantener la amistad y esperar que en la brega nos volvamos a encontrar.


De paso…

Reformas. En lugar de plantearse el cambio de régimen para asegurar el cogobierno y la constitución de mayorías estables en las cámaras legislativas a partir de la responsabilidad compartida, Felipe Calderón envío unas iniciativas que en su conjunto buscan reciclar al régimen presidencial. Es verdad que hay propuestas positivas como las candidaturas independientes, el referéndum y la facultad de la Suprema Corte de enviar iniciativas en su ámbito, pero el asunto estratégico es recuperar la preeminencia del titular del Ejecutivo Federal, lo que por cierto ocurre en las entidades de la republica en donde los gobernadores son amos y señores y se han instalado cacicazgos corruptos y autoritarios. El problema político en México sigue siendo la concentración del poder en manos de actores formales e informales. La reelección que se plantea como el centro de la misma no va a lograr un mayor acercamiento con la ciudadanía ideal que sólo existe en los discursos sino va a formar una nata aún más impenetrable que efectivamente va a debilitar los vínculos que representantes y gobernantes tienen con sus respectivos partidos, pero sólo para acercarlos y hacerlos dependientes de los poderes fácticos. La revancha ha buscado instalar en la opinión pública la peregrina e indemostrable idea de que al golpear a los partidos políticos –que efectivamente han estado muy por debajo de los que sus responsabilidades les obligan- por necesidad triunfa la democracia. En lugar de darle respiración artificial al presidencialismo moribundo se debiera buscar establecer una transición hacia un régimen parlamentario que en lugar de hacer que prevalezca una posición sobre todas las demás por mecanismos de adulteración de la representatividad ciudadana obliga a los que discrepan a ponerse de acuerdo… Es una vergüenza la contrarreforma oculta que se quiere hacer en la ALDF respecto a las uniones formales entre personas del mismo sexo. Es verdad que lo que seguía después de la Ley de Sociedades de Convivencia era el establecimiento del matrimonio, pero es inadmisible que se use como pantalla el nombre para introducir un elemento discriminatorio inaceptable y flagrantemente anticonstitucional. A cambio de un triunfo simbólico que no minimizo se legisla un matrimonio de segunda en el que “queda expresamente prohibida la adopción” cuando hoy no existe dicha prohibición. No es posible que en momentos en que el PAN y el PRI están aprobando legislaciones antiaborto en las entidades de la república el PRD permita la introducción de la discriminación a los homosexuales, aunque ésta se le disfrace de “triunfo histórico”. Como daño colateral, el PRI retiró su apoyo a la modificación al artículo 4 constitucional que iba a apuntalar el Estado laico y a establecer el derecho a decidir el número de hijos y espaciamiento de los mismos como respuesta insuperable a lo acontecido en ya casi una veintena de estados de la república, tal y como lo denunció con tino la diputada Enoé Uranga, precursora, por cierto, de la Ley de Sociedades en Convivencia. Círigo: ¡Cómo te extrañamos!... Los cabilderos en los medios de Marcelo Ebrard fueron los que convirtieron el nombramiento de Brugada en una derrota de su jefe. Se encargaron de difundir que vendría un tercero afín al jefe de Gobierno y que eso marcaba un parteaguas en su relación con su antecesor y mostraría, ¡por fin!, que sus aspiraciones a la candidatura presidencial son ciertas y que va en serio. Luego, ante el cambio de señales, apenas y atinaron a razonar que era para no abrir la batalla en dos frentes, puesto que también ya se adelantaron a anunciar antes de tiempo la “inminente” salida de Martí Batres, alfil incondicional del AMLO, de la Secretaría de Desarrollo Social. La verdad es que ese cuento no se sostiene. Si tenía que definir entre dos batallas ¿por qué opta por tomar la que le traería mayores costos políticos y mediáticos al exhibirse como obediente a López Obrador? Además, a Martí lo puede correr cuando quiera, en uno dos, tres, seis meses mientras que a Clara ya no la podrá mover. Además, eso de que va a sacar a Batres está por verse. ¿Qué tal que Andrés Manuel no le parece?... La afirmación de Obama de que hay guerras justas, no obstante las críticas que ha despertado, me parece correcta si es que se entiende por “justa” que sean inevitables, necesarias o indispensables en virtud de las circunstancias. Lo que no concuerdo es en su desplante busheano, propio de las historietas de súper héroes, de que son para combatir “el mal”, lo que acaba convirtiéndose en lo que el criterio interesado califica como eso… No me extraña la gran recepción que ha tenido entre múltiples personas de muy diverso origen y actividad han tenido acerca de una eventual candidatura presidencial de Juan Ramón de la Fuente para representar una opción ciudadana y de izquierda en el 2012. Lo que me ha sorprendido gratamente es que esa aceptación incluyó a algunos buenos amigos pejistas… Por fin Calderón generó consenso. Pero no por sus propuestas de reforma política sino por su aseveración de que lo mejor del 2009 es que ya se va a acabar… Los Rayados del Monterrey jugaron una gran liguilla y por, ello, son merecido y dignos campeones del futbol mexicano. Al menos en la celebración no se notó que fueran lo díscolos que la leyenda afirma…

jueves, 10 de diciembre de 2009

REFUNDACIÓN O TREGUA

Fernando Belaunzarán

El PRD no resolvió sus diferencias; simplemente decidió no pelearse por ellas. En el estrecho marco que dejó la consigna compartida por las fuerzas que representaban más del 90 % del Congreso Nacional de evitar cualquier conflicto es que se dieron algunos cambios de amplio consenso, básicamente en la esfera organizativa, que si bien tienen importancia y podrían servir para proporcionar mayor estabilidad y un trabajo territorial más sistemático y menos clientelar, así como el tener dirigentes y candidatos de mejor perfil y representatividad social, lo cierto es que no hubo ninguna redefinición política, ideológica o estratégica de consideración y que se prefirió cargar con la contradicción, la indeterminación y la ambigüedad antes de poner en riesgo la frágil unidad recién adquirida. Mantenerse juntos a toda costa, guardando las diferencias y lo que los separa, es una apuesta interesante que no debe descalificarse a la ligera aunque algunos hubiéramos preferido una transformación más profunda y radical del principal partido de la izquierda mexicana.

Sin duda que la unidad es un valor y sin duda también que el conflicto interno estridente de los últimos años ha minado considerablemente la credibilidad del PRD. Por eso es que no se puede dejar de reconocer y aplaudir que en el XII Congreso Nacional no haya habido ningún conflicto de consideración y que prevalecieran los acuerdos de mayorías abrumadoras. Pero en cambio y en contrapartida se deben lamentar los costos, entre ellos el de la ausencia de una línea política congruente que sea resultado del análisis crítico y autocrítico de la situación y de la historia reciente y que lleven a la superación de la esquizofrenia mostrada en los últimos años, de tal suerte que puedan rectificarse el rumbo y aprender de los errores cometidos. La única estrategia común es la unidad convertida en fin en sí misma y entendida exclusivamente como cohabitación.

La lógica de esta estrategia parte de la necesidad de garantizar que en el 2012 la izquierda tenga un solo candidato a la presidencia y que éste sea el que esté “mejor posicionado”. Lo demás es lo de menos. Sin negar las ventajas de evitar la ruptura e ir juntos a la elección presidencial, eso resulta totalmente insuficiente, pues la división dista mucho de ser el único problema –ni siquiera es el más importante- que explica la debacle electoral de la izquierda y de sus principales liderazgos.

En tan sólo tres años se pasó de reclamar el triunfo electoral a quedar rezagado en un lejano tercer lugar y encabezar el voto de rechazo. Esa perdida de confianza sólo se puede entender por el viraje que se dio a partir del movimiento postelectoral en el que se promovió la confrontación política, la polarización social y la descomposición institucional como acicates de una hipotética ruptura institucional que pudiera cambiar las reglas del juego y reposicionar al líder desgastado. El resultado está a la vista: la crisis lejos de beneficiar al principal dirigente opositor y a su partido como alternativa se dio el fenómeno pernicioso de la resurrección del partido del viejo régimen que estaba en la lona en el 2006.

Y así como se deben reconocer los avances que hubo en las reglas internas y en las formas de organización y elección de dirigentes y candidatos, también se debe aceptar que la esquizofrenia o bipolaridad que acompañó al partido en los últimos años quedó plasmada y legitimada en el documento de línea política que, más que expresar una estrategia para recuperar a los electores y sectores que se han alejado, es un colage contradictorio en el que posiciones antagónicas pueden encontrar su justificación y, por lo tanto, existe el riesgo latente de que persistan las mismas prácticas que regresaron a la izquierda al reducto de su voto duro. Por eso los diputados federales que al margen de las decisiones del grupo parlamentario toman tribunas, muestran intolerancia y reiteran consuetudinariamente su falta de miedo al ridículo no tiene de que preocuparse, ni tampoco los que creen que el objetivo no son las urnas en el 2012 sino la “tercera gran revolución mexicana” en el 2010. Es decir, lejos de rectificar la estrategia que llevó sacrificar la mitad de la competitividad electoral se asumió tolerarla con tal de preservar la unidad y evitar conflictos entre perredistas. Una tregua inestable, frágil y de pocos compromisos, pero, dirán sus promotores, tregua al fin y al cabo.

A diferencia de lo que se pudiera pensar, las alianzas no polarizaron al Congreso. Después de que Andrés Manuel López Obrador manifestará su oposición a dejar abierta la posibilidad de ir con el PAN o con el PRI para enfrentar cacicazgos locales en las elecciones del próximo año y de que sus seguidores dieran constancia de lo mismo, se aprobó sin debate y por unanimidad una política de alianzas sin candados. Y eso sólo puede explicarse por la anuencia de AMLO a que así sucediera. Y es que el rechazo a esas alianzas es una simulación para quedar como impoluto mientras otros pagan el costo de concretarlas. Por ello es que los principales operadores obradoristas en Oaxaca están impulsando la alianza con el PAN, lo cual, por cierto, considero correcto, pues de otra manera no existiría la menor oportunidad de vencer a Ulises Ruiz.

Ahora bien, el punto fundamental es el papel que debe jugar el PRD en estos momentos tan delicados para el país y eso no lo resolvió el Congreso. Además y por desgracia, a pesar de la crisis y del fracaso del gobierno de Calderón para hacerle frente con éxito, parece difícil que la izquierda partidaria pueda recuperar el terreno perdido por los errores cometidos y disputar el rumbo de la nación en el 2012, lo cual sería terrible para el país pues la disyuntiva se expresaría entre la continuidad desastrosa o el regreso al pasado autoritario y corrupto. Por ello se hace urgente crear una alternativa de cambio responsable e incluyente desde la izquierda y para ello ésta debe romper el cerco de su voto duro y todo parece indicar que sus diversos precandidatos internos no están en posibilidades de hacerlo. El desgaste ha sido terrible y sólo un liderazgo emergente estaría en posibilidades de cambiar la correlación de fuerzas a favor de la izquierda.

Si el razonamiento para mantener la unidad del PRD a toda costa es pelear en serio la presidencia de la república en el 2012, entonces en congruencia se debe abrir la posibilidad de poner el registro a disposición de otras opciones surgidas desde la sociedad, pues dada la inexistencia de candidaturas independientes necesitan que un partido político les dé la posibilidad de competir. Estoy convencido de que el crecimiento del PRI no se debe a que haya cambiado y que los ciudadanos lo vean de manera diferente sino a la ausencia de opciones ante la debacle del gobierno calderonista y la autoanulación en la que desde el cierre de Reforma cayó su ex candidato presidencial arrastrando con él a la izquierda partidaria.

En virtud de lo anterior y también por el descrédito de la clase política es que existen condiciones para que una candidatura ciudadana apoyada por buena parte de la sociedad civil se abra paso y evite el hoy inminente retorno del PRI a Los Pinos. Personajes como Juan Ramón de la Fuente o José Woldenberg pudieran recuperar a los votantes perdidos, disputar a las clases medias e ilustradas, verse como opción ante la molestia social y concitar la esperanza de cambio en las clases populares. Ellos podrían sumar e incluir a un proyecto de transformación a millones de mexicanos sin cargar con el rechazo que por sus errores la izquierda generó. Por lo mismo no se trata de que sean candidatos del PRD sino que siendo impulsados por amplios sectores sociales el partido preste sus siglas como ocurrió con Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Ahora sí que por el bien de todos debemos construir esa posibilidad.


De paso…

Salida. Parece inminente la salida del senador René Arce, del diputado Víctor Hugo Círigo y de otros compañeros valiosos del PRD. Si así ocurriera, quedaría en ese partido un gran vacío muy difícil de llenar, tal y como aconteció con la reciente renuncia de Ruth Zavaleta. Y esto es así porque no se trata sólo de un grupo de personas sino también de una posición política socialdemócrata que con mucho valor se sostuvo no obstante amenazas, presiones e incluso persecuciones. En mi opinión, esa decisión es producto fundamentalmente no de lo ocurrido en el reciente Congreso Nacional sino por la política de Estado que se aplicó en el DF para exterminar a ese equipo político que a contrapelo de usos y costumbres no buscó mantener posiciones e incrementaras a base de lamer suelas… Como muchos, preferiría ver que ese personaje surrealista conocido como Juanito no gobernara Iztapalapa. Pero para lograr ese fin no todo puede estar permitido y es una pena que primero se haya declarado la decisión política de removerlo antes de sostener jurídicamente el proceso de destitución. Tan lamentable como lo anterior es que Clara Brugada en su afán protagónico muestre un acta de nacimiento supuestamente falsificada de Rafael Acosta y le advierta a éste en conferencia de prensa que de no renunciar procederá penalmente contra él, pues eso se llama chantaje y por supuesto que esa conducta está tipificada. Si ella sabe de un delito, máxime si como se reclama es funcionaria pública, debe actuar en consecuencia y no utilizar a la justicia como elemento de coacción para conseguir un objetivo político… Es lamentable que Estados Unidos reconozca las recientes elecciones en Honduras, pues con ello hizo rentable el Golpe de Estado y eso puede alentar experimentos similares. Pésimo precedente que los golpistas se hayan salido con la suya… El triunfo del ex guerrillero Tupamaro, José Mújica, en las elecciones de Uruguay es para celebrarse y también para aprender. Lejos de depurar, el Frente Amplio y su candidato, se dedicaron a sumar. Una victoria contundente de una izquierda cuyas actitudes responden a lo que algunos acelerados en México califican, o mejor dicho, descalifican como “modosita”, “colaboracionista”, “legitimadora”, etc.… Esperemos que la mediación de los llamados “cinco notables”, conformada por el rector de la UNAM, el director del Poli y los coordinadores del PAN, PRI y PRD en la Cámara de Senadores, ayude a dar una solución a los trabajadores electricistas del SME injustamente lanzados al desempleo…