lunes, 11 de enero de 2010

¿POR QUÉ ME QUEDO EN EL PRD?

Fernando Belaunzarán

Amigos y compañeros con los que comparto importantes tesis y visiones sobre la situación del país, así como de la izquierda en general y del PRD en particular, tomaron la difícil decisión de salirse del partido que fundaron y militaron desde hace más de veinte años. Sin embargo, no obstante la amistad, camaradería y afinidad que me unen a ellos, decidí no acompañarlos, si bien respeto su determinación y les deseo éxito y suerte en el reto que se han planteado. Mis razones son estrictamente políticas, y si considero importante explicarlas no es sólo porque tal circunstancia obliga a la claridad para evitar confusiones y malos entendidos sino también porque al hacerlo podemos reflexionar sobre diversos escenarios de la próxima sucesión presidencial y el papel que la izquierda partidaria puede jugar en ellos.

Sólo desde el más imperdonable autismo se podría negar que tras disputar la conducción del país en la elección del 2006, el PRD y sus principales liderazgos han sufrido una caída terrible. En las encuestas más optimistas, los potenciales candidatos, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, no pasan del 15% de las preferencias electorales, con más de 10 puntos por debajo del PAN, cuyo gobierno federal ha sido un completo fracaso, y no se diga del PRI que parece aproximarse a Los Pinos caminando y sin sobresaltos. Si no sucede algo extraordinario, la izquierda partidaria estaría luchando por mantener su voto duro y conservar el Gobierno del Ciudad de México en un contexto por demás complicado, de tal suerte que podría volverse una fuerza marginal si pierde su principal bastión.

El reciente Congreso Nacional del PRD privilegió la unidad, posponiendo definiciones fundamentales, bajo la expectativa de poder recomponer la correlación de fuerzas en la próxima elección presidencial a favor de la izquierda. La promesa de volver a competir en serio la conducción del país mantuvo la coexistencia de izquierdas diversas –lo cual es muy bueno y saludable- sin resolver sus diferencias estratégicas –o tan siquiera los mecanismos para resolverlas- y, con ello, conservando la potencial recurrencia a la bipolaridad y esquizofrenia manifiesta desde el movimiento postelectoral del 2006 –lo cual es muy malo y pernicioso. Es decir, que se hizo a un lado la oportunidad de darle al PRD un perfil claro de partido de izquierda que conservando sus raíces y compromisos sociales apueste por la democracia y la vía institucional para cambiar al país y sus instituciones con tal de no pagar el costo electoral de la división.

El punto de definición es si se piensa que el PRD, con su unidad decretada y las alianzas que logre concitar, podrá entrar a la disputa por la presidencia de la república en el 2012 o no. Si se piensa que eso no es posible entonces tiene sentido apostar por construir algo distinto que no esté atado al corto plazo y se plantee crecer a partir de mostrarse como una opción de izquierda diferente, sobre todo frente a la probabilidad de un resultado desfavorable y quizás desastroso para el PRD. En este punto es donde está mi discrepancia.

Considero que sí existe una posibilidad para que la izquierda gane la elección presidencial en el 2012 y pueda darle a México un nuevo rumbo, más cierto, más justo y más democrático. Y así lo pienso porque creo que el PRD no está condenado a postular a AMLO como candidato presidencial y prestarse a repetir como farsa la tragedia del 2006 o, mejor dicho, como tragicomedia pues los costos pudieran ser devastadores, pues si bien es cierto que sin duda es el personaje mejor aceptado en el voto duro perredista, su rechazo en el resto de los mexicanos es altísimo y sólo lograría aislar a su “movimiento” del resto de la sociedad y de esa manera sería simplemente imposible disputar en serio el triunfo, y en cambio peligraría lo que aún se conserva, pues el país se polarizaría entre otras opciones que capitalizarían el llamado voto útil.

Algunos piensan que lo que puede recomponer las cosas es “la tercera revolución mexicana”, un gran movimiento rupturista que de un giro al juego político, estableciendo nuevas condiciones para la disputa por el poder político y haciendo resurgir con nuevos bríos al “presidente legítimo” que se posicionaría como el único garante de la estabilidad y gobernabilidad del país. Es como el tiro desesperado del jugador de basketbol que en el último segundo tira el balón desde su propia cancha buscando un milagro. Y es que la insurrección cívica que se plantea no se está viendo como fruto de la organización, la conciencia y el liderazgo sino como resultado de la desesperación y el enojo social producidos por la crisis, la ineptitud e insensibilidad gubernamental y el descrédito del sistema político. El viejo y decimonónico “espontaneismo” –por demás vulgarizado- resucita como última esperanza de una estrategia fallida que lejos de constituirse como opción frente al mal gobierno y fortalecerse con las fallas de éste coadyuvó al crecimiento del partido del viejo régimen que se encontraba en la lona. La teoría revolucionaria vuelta a los pañales como único refugio para salvar la autocrítica y reiterar hasta la saciedad que se ha actuado con “congruencia” -excusa común para sublimar el error mitificándolo.

No niego la posibilidad del estallido social y, por momentos, parece que nadie contribuye más a ello que la administración calderonista. Lo que no veo es que de su irrupción la izquierda vaya a salir necesariamente fortalecida. Al contrario, en virtud de la actual desventaja en la correlación de fuerzas me parece que tendría más probabilidades de avanzar la derecha autoritaria. En cualquier caso, sería jugar a la ruleta rusa con el país cuando las urnas representan un camino mucho más cierto, democrático y pacífico.

Estoy convencido, sin embargo, que sí puede darse un fenómeno extraordinario que dé un vuelco al escenario. El PRI se ha beneficiado no porque haya cambiado o los ciudadanos lo perciban distinto sino por la falta de opciones ante la incapacidad del gobierno federal panista y la rijosidad irresponsable y división que se han visto en la izquierda desde el infausto plantón de Reforma. Pero, por lo mismo, están dadas las condiciones para que desde la sociedad emerja una propuesta ciudadana de gran autoridad moral, discurso incluyente y propuesta sólida y de avanzada que pueda unificar a la izquierda y atraer a otros sectores para hacer mayoría. José Woldenberg o Juan Ramón de la Fuente son dos personajes que pueden cumplir muy bien ese papel. En el caso del ex rector es imposible no percatarse de la similitud que existe en el estado en que encontró a la Universidad de la Nación cuando comenzó su exitoso mandato y el estado en el que hoy se encuentra el país.

Sí, el PRD puede disputar la presidencia en el 2012 a condición de ser parte, de renunciar a ser hegemonista, de mostrarse generoso, sensible y abierto a propuestas externas y pueda prestar el registro a un movimiento civil emergente, tal y como sucedió con la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Sólo así podrá ir más allá de su voto duro y eludir el rechazo ciudadano que hoy padece. Por supuesto, también se requerirá que los fuertes precandidatos que hoy tiene, en su momento, muestren altura de miras y sean capaces de anteponer el interés nacional sobre el personal y declinen por el que tiene mejores posibilidades. Por fortuna, en el PRD se tiene presente el ejemplo de ese gran hombre que fue Heberto Castillo.

Pero me quedo en el PRD no sólo por pensar que se puede evitar el regreso del PRI a Los Pinos y construir una alternativa de izquierda que gané la elección presidencial. También lo hago porque a pesar de todo creo que el PRD todavía tiene la posibilidad de reinventarse manteniendo lo mejor de su tradición; la postulación en el 2012 de un auténtico demócrata podría ayudar mucho a que así suceda. Además, existen muchos militantes y dirigentes valiosos con los que me identifico. En las elecciones de éste año muchos de ellos darán una batalla muy fuerte contra algunos de esos caciques todopoderosos que se han vuelto los gobernadores. Esa lucha la daremos juntos.


De paso…

Bodas gay. Sin duda es un logro de la lucha por los derechos civiles y contra la discriminación que en el Distrito Federal se haya legislado para crear la figura legal del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, por un error de algunos de sus promotores se desvió la atención hacia el tema más controvertido de la adopción. De hecho en ese punto no hubo ninguna reforma y, por lo mismo, se mantienen los estrictos requisitos que buscan garantizar a los niños su derecho a estar en un hogar donde reciban educación y afecto por parte de padres y madres responsables. Y es que aprobaron en comisiones el despropósito de un artículo a todas luces inconsitucional que prohibía expresamente a los matrimonios homosexuales poder adoptar, de tal suerte que al votar en contra del “candado” que ellos mismos había introducido “la nota” se desplazó de la unión conyugal a la adopción de manera injustificadamente alarmista… Lo que sí fue de verdad lamentable es el nivel al que llegaron los exabruptos en ambos lados. Unos llamando a los promotores “emisarios del mal”, “enemigos de cristo” y violando descaradamente el Estado laico “en nombre de la ley de Dios” y haciendo llamados a no votar por un partido; y otros revirando con infamias y atacando con mal gusto y sin pruebas las memorias de personajes fallecidos de alta estima para la Iglesia y el PAN. Una vez más se muestra la falta de cultura de debate que se tiene en nuestra sociedad… Mención aparte merecen los comentarios vertidos por Esteban Arce. El conductor se mostró ignorante, prejuiciado e intolerante al expresar un punto de vista conservador y, contra lo que aducía, anticientífico para descalificar las preferencias sexuales diversas. La respuesta en Twitter fue un buen y sano ejercicio democrático de diversas redes sociales que tuvo un impacto incuestionable. Sin embargo, me parece que Esteban Arce, como cualquier otro, tiene el derecho a expresar su opinión y defenderla. Entiendo que de su posición grosera y desvirtuadamente “naturalista” se pueden derivar conductas discriminatorias y hasta homofóbicas, pero me parece indeseable abrir el expediente de la censura. La exhibida que se puso y la reacción social en sí ya fueron contundentes y por supuesto que hicieron mella en la credibilidad del locutor. En lugar de buscar sacarlo del aire sería más virtuoso que se estableciera como derecho de réplica la contestación de los grupos afectados. Lo digo no sólo porque la intolerancia no debe responderse con intolerancia sino también porque de esa manera se fortalecería la democracia y el derecho a la información, salvaguardando la libertad de expresión… No hay ninguna posibilidad de que la corte considere inconsitucional la reforma siempre y cuando se hayan cumplido estrictamente con los procedimientos parlamentarios establecidos en la ley, de tal suerte que el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación será un segundo gran triunfo… Lamentable que hayan sacado del aire el programa de radio de la agencia ADN sureste en la capital oaxaqueña. Una muestra más de la intolerancia ulisista. Por fortuna, los ciudadanos tendrán la posibilidad de cambiar la situación y acabar con el yugo del cacicazgo con su voto… Y hablando de Oaxaca, si Gabino Cue es el personaje que tiene mayores posibilidades de triunfar entonces él debe ser el candidato opositor y se acabó la discusión. Ahora bien, como de lo que se trata es de ganar la elección, me permito darle un consejo al senador que espero lo tome bien. En Oaxaca nos vamos a enfrentar a un muy experimentado operador electoral (léase mapache con doctorado), recursos ilimitados y oficio político; por eso sería un error darse por victorioso a cuenta de encuestas y caer en la autosuficiencia. El desprecio por líderes, dirigentes, movimientos, organizaciones y ciudadanos en virtud de sentir que se tiene la elección en la bolsa es una película que ya vimos. Las elecciones se ganan sumando, incluyendo, acordando. Está visto que la soberbia es mala consejera… En Zacatecas están dadas las condiciones para que el PRD conserve la gubernatura. Lo único que pudiera complicarlo sería el conflicto interno. Además de operar para evitar fracturas sería conveniente sumar al grupo de Ricardo Monreal… En Tlaxcala una perredista encabeza las preferencias electorales en las encuestas: la senadora Minerva Hernández… En Hidalgo todo apunta a que terminará triunfando la opción de la máquina celeste, pero habrá que esperar a la encuesta definitiva… En Quintana Roo Greg Sánchez, presidente municipal de Benito Juárez, mejor conocido como Cancún, tiene grandes posibilidades… En Veracruz parece que Dante Delgado irá por la revancha… Valentín Valdez es un periodista más ejecutado por hacer su trabajo. La violencia sigue y no se ve cómo bajarla con la misma estrategia punitiva de guerra contra las drogas. En un editorial del Wall Street Journal se habló a favor de la legalización de las drogas para disminuir la fuerza del narco; lo mismo hizo el escritor Mario Vargas Llosa. Antes lo habían hecho otros intelectuales renombrados e incluso expresidentes latinoamericanos. En mi opinión la izquierda debería manifestarse en el mismo sentido, pero en su seno no faltan personas que compiten con recios conservadores en desgarrarse las vestiduras por ese tema… Condolencias para la familia de Moisés Saba… Mal sabor de boca deja el trato que las Chivas le dio a Ramón Moráles, símbolo del rebaño. Es el problema de un dueño que invade esferas que no le corresponden y hasta siente que sabe de futbol…

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