jueves, 10 de enero de 2013

2013: EL NUEVO ESCENARIO

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

El anquilosado sistema político mexicano, por fin, se está moviendo. Tres lustros de empantanamiento que hicieron perder ímpetu a la transición democrática, al grado de prefigurar severos riesgos de regresión, parecen haber terminado. Por distintas razones, las principales fuerzas políticas rompieron la regla no escrita de subordinar su actuación al cálculo electoral inmediato y decidieron construir acuerdos de gran alcance. Entendieron que sólo juntos podrían enfrentar las redes de intereses muy diversos que se benefician de que, en su respectivo ámbito, todo siga igual en detrimento del interés nacional y que, en los hechos, están imponiendo sus condiciones al Estado. Las apuestas de cada uno son altas… y los riesgos también.

Nadie se engaña. Es claro que Enrique Peña Nieto está ganando capital político con el Pacto por México. Además de la gobernabilidad obtenida al garantizar las amplias mayorías legislativas a favor de las reformas de gran calado convenidas, que no es poca cosa, se muestra socialmente como el conductor de los cambios por ser el titular del Poder Ejecutivo. Ése es el costo que correctamente decidió asumir la oposición, tanto de derecha como de izquierda, a cambio de lograr que partes sustanciales de sus respectivas agendas fueran incorporadas en los compromisos y contribuir con la construcción de un régimen funcional que sea capaz de atender las necesidades actuales y proyectarse al futuro; salir del marasmo estructural en el que se había caído como resultado de una transición inconclusa y en proceso de descomposición. Más allá del cálculo de quien gana más en términos facciosos, lo cierto es que México, como nación, se beneficia.

Es muy probable que la apuesta del PRI y EPN sea reducir a los poderes fácticos al control del Estado para que el Presidente vuelva a tener la supremacía que perdió; pero lo cierto es que el país y la sociedad se benefician de que las instituciones y la ley no estén sometidas a intereses particulares y monopólicos. Además, los compromisos establecidos en materia política, si se cumplen, contribuirán a consolidar la democracia, pues establecen equilibrios, contrapesos, rendición de cuentas, elecciones equitativas y corresponsabilidad en el rumbo del país.

Tres momentos críticos pondrán a prueba la voluntad de los partidos para cumplir con la ambiciosa agenda establecida en el Pacto por México. Si bien la reforma educativa fue la prenda de que el asunto iba en serio, la prueba de fuego vendrá con la reforma en telecomunicaciones. Elba Esther, sin duda fuerte, se ve pequeña frente al gran poder mediático. Las presiones serán enormes. Pasando esa aduana, vendrá lo que debe hacer viable los compromisos presupuestales del acuerdo. La reforma hacendaria, que debe ser presidida por la agenda anticorrupción, resulta vital e indispensable. Es correcto ahorrar con políticas de austeridad, pero resulta absolutamente insuficiente para el tamaño de lo comprometido, entre otras cosas el sistema de salud universal, seguro de desempleo y reducir a 65 años la edad para recibir el apoyo a adultos mayores. El populismo de derecha en el mundo se basa en lucrar con la general antipatía a los impuestos y es previsible que los enemigos del pacto vean ahí una oportunidad para que aborte. Sin una mayor recaudación -y no me refiero a cobrar IVA en medicinas y alimentos- el gran acuerdo suscrito se volverá utópico. Las grandes corporaciones saben que en la mira está terminar con regímenes especiales, por lo que es de esperarse que gritarán gustosos “no más impuestos”, incluso del brazo de quien suelen mirar como adversario.

La tercera prueba está fuera del pacto, pero es un punto central en la agenda nacional de este año. Las catorce elecciones locales polarizarán de manera natural el escenario, sobre todo porque se vislumbran alianzas opositoras amplias que le disputarán en serio al PRI en dichos estados. Al garantizar la pluralidad política, estos frentes electorales contribuirán también a consolidar la democracia y a impedir que el país vuelva a pintarse de un solo color como sucedía en el viejo régimen. La lucha por el poder no debe volver a ser un trámite en ninguna parte del territorio nacional. Mantener el acuerdo en sus amplios alcances en medio de una lucha política intensa será un reto que pondrá a prueba la responsabilidad y la voluntad de los actores de cambiar al país. 2013, un año vital…

Sígueme en twitter: @ferbelaunzaran

No hay comentarios.: